lunes, 9 de agosto de 2010

La pelota no se mancha



La frustración es algo que manejo bastante bien. No voy a entrar en detalles. Solamente creanme.

Ahora bien: si hay algo que a mi no me gusta es, ante la posibilidad jugar al fútbol, tener que suspender por algo ajeno a mi voluntad.

Una condición física, que no viene al caso explicar, muy inhabilitante aunque muy pasajera, me impide participar del partido de fútbol que juego todos los lunes.

Pocas cosas le dan más bronca a un hombre que tener que suspender su participación en un partido de fútbol. Es una importencia tal, que he visto a muchos hombres enfurecerse con la cancha, con los coequipers, con el fútbol, con Grondona, y con la Santísima Trinidad toda.

Si a ustedes lectores les ha pasado esto alguna vez, me entienden. Así estoy yo sin el fútbol. Enojado.

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