miércoles, 17 de diciembre de 2014

Balizas

Es sorprendente el uso que los conductores hacen de las balizas. Ante todo, las balizas son esas luces que titilan a intérvalos regulares, y que señalan una actitud potencialmente peligrosa de un conductor (también hay otros tipos de balizas; nos referimos a las que utilizan los automóviles).

Muchos conductores entienden que las balizas se utilizan en casos como, por ejemplo, estacionar momentáneamente en doble fila, o si por algún motivo el automóvil se detuvo (se quedó sin nafta, supongan). Acá Clarin hace un pequeño estudio del uso de las luces indicadoras.

Otros, en cambio, entienden que las balizas funcionan como el "pido gancho", es decir, como una suspensión arbitraria, momentánea, casi metafísica, de las reglas de tránsito y, por qué no, de la física. Entonces, la señora que estaciona en un lugar equivocado, coloca balizas, se baja y está media hora en un comercio, no considera que haya hecho nada malo, porque "puso balizas". Con el guiño pasa algo similar: poner el guiño, según estos conductores, obliga a que los dejes pasar. Es como si se generara un salvoconducto.

Atento al funcionamiento que estos seres atribuyen a las balizas, propongo lo siguiente:

 - Aquellos jugadores de fútbol que no sean del todo habilidosos pueden "poner balizas", lo que les permitirá circular libremente con el balón hasta, digamos, la media cancha.

 - Asaltantes que estén en pleno robo podrán, ante la aparición de la policía, "poner balizas", a fin de escapar plácidamente del lugar del crimen, ante la desesperanzada mirada de los oficiales.

 - Deudores podrán presentarse ante sus acreedores "poniendo balizas", a fin de lograr raudas renegociaciones, descuentos y otros beneficios.

 - Los sillones del Congreso de la Nación y de todas las legislaturas provinciales y municipales deberían tener balizas. Sabemos que les van a dar buen uso.

martes, 16 de diciembre de 2014

Fútbol, camisetas, campeonatos

La Varietè es de Racing. Así, sin democracia ni explicaciones. Somos de la Academia, todo el tiempo.

No somos grandes seguidores, no. No vamos a la cancha. Somos escépticos respecto de la organización del espectáculo futbolístico, en la Argentina y en el resto de la galaxia. No compartimos esa feligresía del que va, con cualquier clima, y se parapeta en la tribuna. La respetamos mucho, pero somos hinchas de sillón.

Deploramos, intensa, visceralmente, a los barras. No los consideramos hinchas. En cambio, creemos que son socios en un negoción que incluye dirigentes, funcionarios, políticos, y hasta jugadores. Incluso, el apelativo de "barrabrava" nos parece una forma pintoresca de disimular su verdadera condición. Bravo era mi abuelo, que cuando se enojaba se ponía tan serio que costaba recordar que era un jodón. Estos no son bravos. Son ladrones, asesinos; cómplices, como mínimo.

Pero hay una cosa que, para la Varietè, es sagrada. Y es el fútbol.

Ni los colores, ni las banderas, ni los estadios. Ni las camisetas "dry fit", ni los botines de dos colores distintos, ni los esponsoreos, ni las botineras.

El fútbol.

Cuando uno es pibe y empieza a jugar a la pelota, es estadísticamente probable que no sea del todo hábil. Inmediatamente uno se da cuenta de que esas cosas que hacen los habilidosos en la tele o en la canchita del barrio a uno no le van a salir, al menos no fácilmente.

En ese contexto, invito a los futboleros a hacer memoria y recordar, con la mayor precisión posible, cuándo fue que hicieron algo mágico, futbolísticamente hablando. No digo una chilena tipo Francescoli. Puede haber sido un pase de 5 metros. Hagan memoria. Un centro perfecto, un tiro libre al ángulo, un quite "providencial", como gustan decir los relatores.

Específicamente, traten de recordar como se sintieron. Alguno hasta puede recordar que en ese momento hinchas imaginarios se rompieron las palmas en aplausos, o corearon el apellido de uno.

Les cuento una mía. Baldío en el viejo Lomas de Zamora. Partido 3 contra 2. Mi equipo, el de los 2, contaba además con la presencia de mi viejo. Enfrente, el Chino, amigo de la primaria, y otros dos que no recuerdo y no vienen al caso.

El Chino atajaba. Tuvo la decencia de colocar la barrera y ponerse justo detrás, dejando abandonado el poste izquierdo.

Decidimos una jugada preparada. Mi viejo tomó carrera, la saltó, y yo entré como una tromba, y con el empeine le di justo, justo, para que fuera rasante, pegada al buzo que oficiaba de arco, y se metiera ante la atenta mirada del Chino.

Conozco a muchos hinchas del fútbol que sienten eso mismo cuando su equipo gana. Esa euforia que se desata, esas ganas de abrazar el adoquinado.

No pretendo definir qué sentimiento es el fútbol. Sería irrespetuoso. Simplemente le dedico esta pavadita a todos los hinchas de Racing, que estamos de festejo. Y a los hinchas del fútbol.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Flojitos de papeles

No crean que no se que, al tocar este tema, puedo estar metiéndome en camisa de once varas. Pero ¿qué sentido tiene tener un blog si uno va a ser siempre responsable?


Mauricio Macri salió a decir en estos días que con él en la presidencia "se acaban los curros en derechos humanos". Lo dijo en una entrevista en el diario La Nación, lo cuál no es un dato menor. Textualmente el intercambio es este:

-Organismos de derechos humanos temen una "marcha atrás" en los avances conseguidos con el kirchnerismo...
--Mi gobierno ha sido defensor de los derechos humanos, de la libertad de prensa, acceso a la salud y la educación. Ahora los derechos humanos no son Sueños Compartidos y los "curros" que han inventado. Con nosotros, todos esos curros se acabaron.

Las declaraciones generaron respuestas, especialmente de Cristina Fernández, pero también de otros dirigentes como Humberto Tumini, de Libres del Sur, o Estela de Carlotto.


Ahora bien, dividamos la cosa en dos partes.

Por un lado tenemos a Macri diciendo que asuntos como Sueños Compartidos fueron delitos (igualo aquí a curro con delito, suponiendo estafa con fondos públicos) y que con él esas cuestiones van a ser superadas. Si bien no estoy al tanto de la marcha de la causa por Sueños, creo que como mínimo se puede decir que hubo algún tipo de malversación, y esto siendo generoso. La justicia lo definirá, pero parece, efectivamente, un "curro".

En este sentido, no creo que haya ningún candidato que vaya a salir a defender programas como éste. Algunos los negarán u ocultarán, y otros los usarán para decir "conmigo no pasa", pero nada más. En tiempos de campaña, y más en un medio como La Nación, lo que dice Macri es casi de manual. De hecho, no hay demasiadas repreguntas en la entrevista. No creo tampoco que nadie, por enemigo de Macri que sea, acepte mantener planes que son espurios en su ejecución, aunque tengan buenas intenciones.


Por otro lado, ¿leyeron toda la entrevista?

Macri señala que sus dos principales ejes si es presidente serán la educación pública y la infraestructura. Sin embargo, éste informe de la ACIJ señala un 30% de subejecución presupuestaria para el área de educación pública. Por su parte, Chequeado.com descubre al Jefe de Gobierno "chamuyando" un récord en inversión.

Este otro, de ASAP, señala la subejecución en términos generales.Y acá, Chequeado.com hace referencia al endeudamiento de la Ciudad de Buenos Aires, que se triplicó.

Son solamente algunas de las desmentidas a las respuestas que Macri da en la entrevista. O que, por lo menos, hubiesen demandado una repregunta por parte del entrevistador. Uno podría sospechar que se trata de un tratamiento especial que La Nación le dispensa a Macri, pero si leen la entrevista con Scioli, que salió el mismo día en una serie de notas a los presidenciables, verán que tampoco fueron muy duros con él.

En definitiva, se trata de notas en donde cada candidato le está hablando a la gente que lo va a votar sabiendo lo que cada candidato piensa. Es difícil creer que alguien que conoce el prontuario de Macri (o de Scioli, o de cualquiera) va a cambiar de idea porque él diga que con él no va a haber curros en derechos humanos, y la educación pública va a ser una panacea, y la General Paz va a tener poco tráfico. Se predica para el converso, digamos.

En ese contexto, y volviendo a los "curros en derechos humanos", se me ocurre que todos queremos que no se afane guita a partir de la necesidad de los que menos tienen. Lo que muchos sospechamos es que esos "curros" de los que Macri reniega se van a llevar puestas a políticas que sí son cruciales, y que tienen que ver con el castigo a los culpables de delitos de lesa humanidad.



En todo caso, el centro de esta cuestión es, en nuestra humilde opinión, qué sucede durante las campañas. Todos los candidatos utilizan consignas: "Vamos a bajar la inflación", "Vamos a reducir la tasa de robos por habitante", "Vamos a potenciar la infraestructura". Ninguno dice cómo. Ninguno aporta planes. Todo se basa en la credibilidad que cada aspirante tenga. Y en ese contexto, todos los presidenciables están a nuestro gusto, flojitos de papeles.