viernes, 22 de agosto de 2014

9 principios

La policía norteamericana mató a un pibe en un suburbio de St. Louis, lo que supuso una serie de marchas y protestas que tuvieron como respuesta a oficiales armados con equipo militar frente a personas desarmadas. Hablamos algo acá. Un policía sacó una nota (acá, en inglés), en donde básicamente dice "Soy policía. Si no querés salir lastimado, no me enfrentes". Y elabora: "si no querés recibir un disparo, picaneado, rociado con spray pimienta, apaleado o arrojado al piso, hacé lo que te digo".


Sergio Berni, secretario de Seguridad de la Nación, realizó comentarios al respecto de las nacionalidades de los delincuentes, sugiriendo una relación causal entre origen y actividad. Al mismo tiempo, Victoria Moyano contó algunas de las cosas que la policía hizo en el conflicto por la autopartista Lear. Hay muchos más informes, sólo basta buscar.


Frente a esto, me tomo el laburo de traducir esta nota publicada en la revista The Atlantic, que reproduce 9 principios para el buen trabajo policial. Fueron escritos por el Departamento de Policía Metropolitana de Londres, en 1829. No es que todos sean geniales, pero rescatamos el espíritu. Y algunos (el mejor, el 9) son aleccionadores.

Acá van:

1- Prevenir el crimen y el desorden, como una alternativa a su represión por la fuerza militar y a la severidad del castigo legal

2.- Reconocer siempre que el poder de la policía para cumplir sus funciones y deberes depende de la aprobación, por parte del público, de su existencia, acciones y comportamientos, y en su habilidad para conseguir y mantener el respeto público.

3.- Reconocer siempre que conseguir y mantener el respeto y la aprobación del público también significa conseguir la cooperación voluntaria del público en la tarea de respetar la ley.

4.- Reconocer siempre que el punto hasta el cuál puede conseguirse la cooperación del público disminuye proporcionalmente la necesidad del uso de la fuerza física y la compulsión para conseguir los objetivos de la policía.

5.- Buscar y preservar el favor del público, no consintiéndo a la opinión pública, sino demostrando constantemente apego a la ley absoluto y constante, independientemente de la política, y sin contemplar la justicia o injusticia de la sustancia de la ley, ofreciendo solícitamente servicio individual y amistad a todos los miembros del público sin reparar en riqueza o status social; ejerciendo la cortesía y el buen humor; y ofreciendo sacrificio individual para proteger y peservar la vida.

6.- Usar la fuerza física sólo cuando el ejercicio de la persuasión, el consejo y la advertencia es insuficiente para obtener la cooperación del público para restaurar el orden o conseguir que se cumpla la ley; y en ese caso sólo usar el mínimo grado de fuerza física necesario en cada ocasión para conseguir el objetivo de la policía.

7.- Mantener en todo momento relación con el público, que es lo que da realidad a la tradición histórica de que la policía es el público y el público es la policía, siendo los policías miembros del público que reciben pago para prestarle atención de tiempo completo a deberes que incumben a todos los ciudadanos en el interés de la comunidad, el bienestar y la existencia.

8.- Reconocer siempre la necesidad de estricta adhesión a las funciones policiales, y evitar siquiera pretender la usurpación de poderes judiciales de vengar a los enemigos del Estado, así como de asignar culpa y castigar a los culpables

9.- Reconocer siempre que el test de eficiencia de la policía es la ausencia de crimen y desorden, y no la evidencia visible de acción policial al lidiar con ellos.







miércoles, 20 de agosto de 2014

Crónica desordenada de un cínico en un curso de preparto

(Ante todo vale aclarar que no estoy en contra de los cursos preparto, ni en general ni en particular; que enseñan muchas cosas útiles con la mejor onda, en un momento en el que uno no entiende mucho de nada. Sólo escribo esto porque... bueno, porque me causa gracia)




La primera impresión es odorífera. No más entrar al amplio departamento, se siente olor a bebé. Tengan esta primera frase en cuenta, porque será el único momento en el que este humilde futuro padre demuestre algún sentimiento.

Entramos y en la sala esperaban 4 madres con sus esposos, una madre sin, y un padre sin. La madre esperaba a su significant other, y el padre lo mismo. Nos recibió una secretaria (el nos implica a mi señora y a mi) que nos atendió luego de a otras dos chicas, nos tomó los datos, y nos dijo que nuestra prepaga cubría sólo dos de las 6 reuniones, por lo que restaban pagar 600 morlacos.

Luego, fuimos a ver a la partera. Macanuda, amigable, gran generadora de confianza. Me dijo que sólo tengo que ir a 3 de las 6 reuniones. Grossa.


Finalmente, entramos al curso.


Imaginen un salón de unos 5x7 metros. De un lado largo espejos, del otro un ventanal a un parque (era un departamento en 1° piso; extraño). Alrededor de las paredes, 35 embarazadas, algunas con sus esposos/maridos/amantes, algunas solas, e incluso una con su madre, o con una pareja inusitadamente mayor y con rasgos muy parecidos.

La primera impresión es el rostro de los padres. No hay uno, pero uno, que no tenga una expresión de "que carajo es esto".

Mientras agarraba una colchoneta y me sacaba los zapatos, me di cuenta de que el pantalón de vestir clarito y la camisa no eran la vestimenta adecuada, en un lugar en el que predominaban los joggings y las zapatillas. Rápidamente recordé que tenía otro pantalón listo en casa, y me senté en la colchoneta, con la espalda contra una pared y mi señora entre mis piernas, de espaldas. Aparentemente esa es la postura indicada, aunque no reviste ninguna ventaja, principalmente porque, como van a ver, las actividades eran individuales.

Recorrí a los participantes y empecé a asignarles nombres de fantasía: "Madre sola", "Cara de Miedo", "Trillizos", "No llegan juntos al segundo", "No se bancan la risa", etc.

La profesora empezó a explicar que hay dos tipos de respiración posibles, o bien el aire a la panza o bien a las costillas, y que a quién le quede cómoda una quizás la otra le incomode y viceversa. Empezamos con la primera. Pidió que cerremos los ojos, e inmediatamente el timbre de voz se agravó y se hizo monocorde, como si estuviese buscando hacernos entrar en trance a fuerza de sonidos bajos. Volveré, dijo James Earl Jones, y daré cursos preparto.

"Aflojamos la mandíbula; ¿entra más aire? Ahora la lengua; ¿entra más aire?". La pregunta parecía un mantra, cada cosa que aflojábamos debía suponer un mayor ingreso de aire.

"Aflojamos las manos, de modo que el dorso toque el piso, y entregamos las palmas al cielo", dijo, y luego, con el mismo tono monocorde: "Aflojamos el esfínter anal, y las chicas, el esfínter vulvar".

Menos mal que aclaró.

Como supondrán, fue demasiado. "No se bancan la risa" soltaron una carcajada contenida, y estuve tentado de acompañarlos. Mientras tanto, en lugar de tener los ojos cerrados, "No llegan juntos al segundo" se miraban con desprecio.

Mientras tanto, la profesora seguía contando "2, 3, 4" (vieron que los profesores de Ed. Física cuentan desde el 2, SIEMPRE?) En teoría teníamos que respirar en 4 segundos, aguantar 4 segundos, soltar en 6 y esperar 2 antes de volver a empezar. Todo mientras relajábamos los esfínteres. "Soltamos tooooooodo el aire", indicaba el cierre del ciclo respiratorio. Otro de los mantras, que parecían memorizados.

Cuando una chica dijo "a mi aguantar en apnea me resulta poco confortable", la profe respondió que la onda era respirar con comodidad, lo que reducía considerablemente la importancia de lo que nos estaba enseñando. En fin.

Luego vino la parte de enseñar a pujar. Aquí los padres no pueden tocar la panza de la madre, no le pueden hablar a la madre demasiado, porque a ella no le conviene contestar para concentrarse, y ocupan en términos generales un rol relativamente secundario.

La profesora empezó preguntando por dónde sale el bebé, y burlándose de las respuestas que no eran la que ella buscaba, que era "por la vulva", palabra con la que aparentemente tenía una fijación rayana en lo patológico, y que solía acompañar señalando y agarrándose su propio órgano. Luego de un par de intentos de pujes, en los que "tienen que enviar la fuerza hacia la vulva", la profesora cerró el tema diciendo que una forma para saber si se estaba direccionando la fuerza correctamente era colocar un espejo entre las piernas para poder observar, o bien, que la madre o el padre coloquen su mano.

"No se bancan la risa" estallaron, y contagiaron al marido de "Trillizos" que había llegado tarde y era mucho más pequeño que su pareja, por lo que la risa sonó algo ahogada. "No llegan juntos al segundo" ya estaban dejando la colchoneta, y "Cara de miedo" recuperaba el color en las mejillas.







viernes, 15 de agosto de 2014

Humanos

Les paso tres cosas que encontré hoy:


 - Un video conmovedor, armado por un site llamado Jewish Voice for Peace. El video tiene momentos realmente emotivos. Lo pueden ver acá.


 - Una animación de la misma gente, con datos explicativos interesantes. Acá


 - Una nota en el Washington Post de Phillip Kennicott, sobre el conflicto que vive Estados Unidos por la muerte (asesinato?) de un joven de 18 años desarmado por parte de un policía (sigan la noticia acá). El joven era "africano-americano", eufemismo utilizado para las personas de raza negra en USA.



Para un finde largo repensando los problemas de la humanidad, que no son ni más ni menos que eso.


jueves, 14 de agosto de 2014

Batman (sin Robin)

Hay una cosa muy rara en la muerte de, vamos a llamarlas así, "famosos". Mucha gente se hace famosa por huevadas, en todo el mundo. La fama basada en huevadas suele desaparecer rápidamente, mientras que la basada en talento suele perdurar, sea que ese talento esté utilizado para cosas que nos gusten o no.

Es difícil sentirse demasiado triste por un tipo al que no conocés. En todo caso, la tristeza la genera el personaje, que te acompañó en momentos de tu vida. A quienes nos gusta su música no pudimos evitar derramar una lágrima con el Flaco o la Negra Sosa. La muerte de Mandela hizo mucho daño. Pero más allá de su actividad pública, comparar ese sentimiento con un duelo es fuerte, quizás exagerado.

El caso de Robin Williams jode porque el tipo estaba deprimido. Genera una sensación dura, porque uno piensa "nadie le daba bola a este muchacho?" La realidad es más compleja, claro, pero el sentimiento inicial es ese.

Pero aún  así, la excesiva tristeza por la muerte de un personaje público me parece sobreactuada, o sospechosa.

Dicho todo lo anterior, Robin Williams era un actor de la puta madre, un comediante de los que hay pocos, y, por lo que dicen quienes lo conocen, un buen tipo. Murió, sin duda, una persona talentosa. Y, siendo el talento un bien escaso, es bueno recordar a un tipo que lo puso a buen uso.

Así que salú Robin.



jueves, 7 de agosto de 2014

Más cosas

(Escribo este post a instancias de la Niña Hereje. Principalmente porque es medio jodida si no se le da bola)

1.- Existen los siguientes colores: blanco, negro, azul, verde, rojo, amarillo, anaranjado, violeta, marrón, y algunas tonalidades intermedias. Lo demás es marketing.
2.- Estoy condenado, CONDENADO, a no poder combinar ropa efectivamente (ver 1)
3.- ¿Tortura? Pónganle mute a mi vida.
4.- Tengo la capacidad de tocar un tema en la guitarra aunque lo haya escuchado pocas veces, y me encanta hacerlo.
5.- Hacer asado no es trabajo.
6.- Soy hincha de Racing. Esto significa que se más de fútbol que la media, porque sufrí muchísimas más alternativas.
7.- "Cruzar bien la calle es llegar vivo a la otra vereda", pensaba cuando era chico. Todavía me cuesta separarme de esa idea.
8.- Personalmente prefiero el frío. Si te gusta el calor, todo bien. Pero no tolero que te quejes del frío en invierno, y del calor en verano.
9.- Soy Ross. Claramente soy Ross.
10.- El lunes es el chivo expiatorio de los domingos por la tarde
11.-  No me gusta mi cara, pero si mi voz.
12.- Al margen de ciertas alternativas coyunturales, siempre estaré excedido de peso.
13.- Si mis brazos se mueven, mis piernas están quietas. Por eso no puedo bailar.
14.- En realidad hago otras cosas que implican movimiento coordinado de extremidades pero NO QUIERO BAILAR
15.- Pago buen dinero por escuchar la canción que la Niña Hereje jamás le cantará a nadie. Para luego tocarla en la guitarra (ver 4). Y me consta que canta MUY bien, sobre todo cuando quiere.
16.- Duermo poco.
17.- Me sorprendo pensando "de esto voy a hablar con mis hijos". Aunque seguramente ese plan fallará.
18.- Planeo obsesivamente las rutas de mis viajes, en cualquier medio de transporte. Y en algunos circulos se me conoce como "la Filcar humana".
19.- Justicia, justicia, justicia
20.- El acohol no resuelve ningún problema. Pero una buena copa de vino entrega perspectivas más alentadoras...
21.- Soy anglófilo. Hablo bien el idioma, leo noticias e información del mundo angloparlante, e incluso consideré la idea de vivir algún tiempo en un país de esos.
22.- Soy omnívoro. Sólo no me gusta la leche sola, pura. Y no elijo ni alcaparras ni dulce de batata.
23.- Tengo una psicomotricidad fina alarmantemente pobre. Difícilmente pueda dibujar un circulo sin utilizar el culo del voligoma como molde.
24.- Penal bien pateado es gol.
25.- Soy terco. Bordeando en necio. Y soy discutidor. Y las discusiones se terminan cuando alguien la gana. No antes.
26.- El domingo a la mañana, música clásica. De ser posible, Eine Kleine Nachtmusik.
27.- Mis amigos son pocos. Ellos lo saben. El resto se ubica en una categoría muy copada, pero diferente.
28.- Mi salud requiere, cada tanto, viajar a Uruguay.
30.- Recién después de los 30 años uno se da cuenta de cuán idiota era. Y a partir de ahi empieza a madurar posta.
31.- Es difícil que una banda con menos de 10 años me enamore.
32.- Soy violentamente protector de mi familia.
33.- Café a la mañana y solo. Mate, con amigos y a la tardecita-
34.- Me encanta la política. Sufro de verla sufrir.
35.- Le adeudaré a mi mujer mucho más de lo que podré pagarle. Uno de los motivos por los que la amo.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Esperanza

El mundo es un sitio cada vez más complicado. Me permito hacer una lista de las cosas que (me) preocupan, sin orden de prioridades ni ningún otro:

 - La guerra en Medio Oriente.
 - La guerra Ucrania-Rusia
 - La epidemia de Ébola en África
 - La situación financiera de la deuda en la Argentina
 - FAO dice que hay 870 millones de personas en el planeta sufren hambre. O sea, 1 cada 8.

Y siguen las firmas.


Observen la candidez con la que están planteados estos problemas. No escribí "la invasión Rusa en Ucrania" ni "La intervención de occidente en el gobierno ucraniano". Traté, adrede, de bajarle el tono a las cosas.

El objetivo de esa candidez era señalar que, desde el rincón menos pensado, la vida te sorprende para bien. Cada tanto, tampoco hay que acostumbrarse. Pero a veces pasa.

Cuando le cuente a mi hija la historia de las Abuelas de Plaza de Mayo, le voy a poder contar un capítulo alegre entre tantos tremendos. Le voy a poder decir que yo estaba vivo el 5 de agosto de 2014, día en que Estela de Carlotto encontró a Guido. Y que ella también!

Y voy a poder darle esperanza. Una esperanza que todos sostuvimos y recuperamos cada vez que una abuela recuperaba a su nieto. Una esperanza que nos renueva las ganas de enfrentarnos a nuestros mucho más pequeños, mucho más mundanos y cotidianos problemas. Y que también nos envalentona para atacar aquella lista de arriba, que de solo leerla nos quiebra las rodillas.

Espero, en lo que me toca, tener una onza del coraje que a las Abuelas les sobra.