viernes, 31 de octubre de 2014

De las aventuras del ciudadano en el CGP; Relato Épico

(Ni siquiera me voy a calentar por hacer un disclaimer anti-chicana al inicio de este post. Lo que me pasó y contaré a continuación sucedió en un CGP de la Ciudad de Buenos Aires. Es un ejemplo de tantos, que pasan en diferentes municipios, en diferentes jursidicciones provinciales y nacionales, a lo largo y a lo ancho del país. Quién quiera leer una solapada crítica partidaria, allá él).

Una de las cosas indispensables con un recién nacido es anotarlo en el Registro de las Personas. O sea, más allá de su existencia física, hay que dar cuenta jurídica de la nueva personita. Por supuesto, este es un trámite que realizan los padres, salvo excepciones que no hacen a la historia.

Voy a contar la odisea en dos partes.

La primera sucedió el lunes 20 de octubre. En la Ciudad de Buenos Aires, los centros de salud envían los papeles de nacimiento al CGP que corresponde a cada centro. De esta manera, obligan a los padres a hacer el trámite correspondiente, porque si no lo hacen los hijos no tienen papeles.

O sea, si uno vive en Barracas y tiene a su hijo en un Hospital de Saavedra, tiene que ir al CGP de Saavedra a anotarlo, aunque en los papeles figura la dirección de uno. Para eso, tiene que entrar a internet y sacar un turno. El turno consiste de un día y una hora específicas.

Claro, los hospitales podrían enviarlo a su CGP, y que cada CGP digitalice la información, a fin de que esté disponible en cualquiera de ellos. O podría enviar el certificado de nacimiento al CGP del domicilio de la familia. En fin.

El turno era para el lunes 20 de octubre a las 13 horas. La precisión del turno sugería cierta puntualidad. Así que allí estuvimos, madre y padre, a las 12.50.

Nos sorprendió la cola. La idea original era que, con un turno, no habría que sacar un nuevo número. Pero si. Entendimos entonces que quizás daban el mismo horario a varias personas a los efectos de distribuir los asistentes de modo más uniforme, y luego daban número.

Nos atendieron a las 14 hs. En el lapso de esos 60 minutos, pasaron 2 números. O sea, 2 trámites. Evidentemente, el cálculo utilizado para la distribución de los asistentes estaba fallando. Pero ya les contaré más sobre eso, más adelante.

Cuando nos atendieron presentamos todos los papeles. Entonces, la señora que nos atendía preguntó si el apellido de mi pareja tenía diéresis. Sucede que en el DNI de mi significant other los dos puntitos no aparecen. Esto es porque cuando ella renovó su DNI le dijeron que, por un problema de impresión, la diéresis no sale, pero figura en el padrón. "Quedate tranquila" le dijeron.

Pero no.

"Yo no le puedo poner tu apellido con diéresis si en el DNI no la tiene" sentenció la empleada del CGP. "En el Registro me dijeron que no sale" respondimos. "¡Como no va a salir! Yo hago un montón de DNI con los puntitos" se ufanó entonces la señora.

Imaginen si, luego de 15 días de lidiar con un recién nacido, alguien les dice tras esperar más de una hora que tu DNI no sirve, y que no podés hacer un trámite porque un empleado dice una cosa y otro dice otra. Que no podés anotar a tu hija, y que además tenés que hacerte un documento nuevo.

Moraleja: Había que sacar un nuevo turno, y hacer una fotocopia de la partida de nacimiento, en donde el apellido saliera tal y cómo es.

Sepan que sucedió en la siguiente cita en la próxima entrega de éste blog...