viernes, 3 de septiembre de 2010

El cuento de la buena pipa

Volvemos a lo mismo. Cada vez que la oposición o el oficialismo presentan un proyecto de ley en Diputados o en Senadores, empieza la misma cantinela.

Leemos hoy una nota del diario La Nación firmada por Lucrecia Bullrich. Nos atrae el título, "riñas dentro de un tupper", y algunas cosas generales que detallamos.

- Es OBVIO que un grupo político NO va a dar quórum para debatir una ley que no le conviene. Puede parecernos mal. Puede no gustarnos. Pero así funciona siempre. Y esta no es una maniobra del kirchnerismo, sino que es así, desde el Congreso de la Nación hasta el Concejo Deliberante del pueblo más ignoto. Así que no jodan más con eso de "que se pongan a laburar", porque el laburo de ellos funciona no dando quórum, entre otras maniobras.

- En el caso específico de las medidas contra la inseguridad, planteo primero una duda: ¿qué medidas? Vamos a volver al tema de "hay que cambiar las leyes?" Nah. Hay que cumplir las leyes, y eso lo incluye a usted también. Con eso alcanza.

- El kirchnerismo no es generoso. Impone agenda por las malas. Empuja temas. Y por bueno que sea un tema, si no está en la agenda no sale. Y listo. En ese contexto, la oposición en su gran mayoría no está a la altura de las circunstancias, porque se dedican a apoyar los proyectos a los que los K les bajan el pulgar, y viceversa. Sólo honrosas excepciones escapan a esta regla.

- La oposición tenía quórum propio. Radicales y miembros del GEN ausentes les cortaron las alas al intento. Si tu propio bando no te apoya...

- Lo que tiene que suceder es que la oposición (y el oficialismo, claro) empiece a funcionar A PARTIR DE LO QUE CADA PROYECTO PROPONE. Miren la ley, si está ok votenlá, si está mal pongansé de acuerdo para bajarla. No utilicen excusas del tipo "no es prioritario", o "a la gente no le importa", o bla. De ese modo, se recuperan las ganas de pensar que alguien no se maneja con agenda, como el gobierno, sino pensando en los momentos en que levanta la mano. Ya se lo pedimos.

Caso contrario, muchachos, es agenda contra agenda. Así no vamos ni para el costado.

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