martes, 7 de febrero de 2012

Y volver a empezar

Luego de un impasse de algunos meses, en los que varios opinólogos se dedicaron a menudencias varias, vuelve a empezar la operatoria para azuzar a la oposición a coaligarse.

Recordemos: acá, y acá, e inclusive hace mucho tiempo acá, entre otros posts, mencionamos a la oposición y los pedidos, en algún caso velados, de mantener esa unión por el espanto. Se vio marcadamente en las últimas elecciones presidenciales, en donde se preveía el triunfo de Cristina en primera vuelta, y muchos suponían que la única forma de desbarrancar al kirchnerismo era unirse a como de lugar.

Bueno, the opinologists are back! Si señores, vuelve el mensaje de opositores-ponganse-las-pilas, de la mano de un abanderado en estos temas, como Marcos Aguinis.

Resaltan algunos lugares comunes. Por ejemplo, el famoso "el 46% de la gente no voto al gobierno", popularizado por la Pitonisa de Barrio Norte. También las menciones de " monarquía, poder absolutista, culto de la personalidad, presidencia "eterna"", utilizado hasta el hartazgo antes de las elecciones.


"Ya es un dato irrefutable que el temperamento de la Presidenta impide el diálogo", dice Aguinis. Y después de un palito para los opositores ("encerrados en el narcisismo, semiciegos, obstinados, desprovistos de grandeza, con virtudes disímiles e incompletas, ocupados a tiempo completo en tareas liliputienses") apela a la inevitable comparación con Venezuela.

Tira "datos". "Cada vez estamos más abajo que Brasil, Chile, Colombia, Perú y hasta Uruguay", explica el pensador, soslayando que estar por abajo de Uruguay es más vergonzoso aun que el resto.

Yo no se si estamos más abajo. Habría que definir, primeramente, abajo respecto de que. No se si el 46% de gente que no votó al oficialismo comparte una misma idea. Justamente ese es el motivo por el que, mientras que Alfonsín sacó 10 y Binner sacó 15, Cristina sacó 54. Tampoco estoy seguro de que ese 54 comparta una misma idea.

Yo si estoy seguro de algunas cosas. La primera es que la oposición, más allá de coaligarse, necesita dirigentes competentes. Dirigentes dispuestos a gobernar (no sólo gobierna el presidente) y a cogobernar más allá de la infame disyuntiva instalada por el kirchnerismo y a la que adscribieron los demás. Dispuestos a apoyar iniciativas válidas, y luchar contra aquellas que no lo son. Vale hacer algunas salvedades; existen dirigentes de mucho valor. Pero son los menos, e incluyo aquí a opositores y oficialistas.

Las alianzas, más allá de "la" Alianza, son herramientas de cuidado. Si se trata de alianzas programáticas, pueden ser válidas. Si es un cúmulo de dirigentes que van juntos porque separados no les da el piné, es hambre para hoy y para mañana.

Estoy seguro, también, de que 54% de los votos es una suma que no debe despreciarse. Aun los que no votamos a Cristina debemos entender que es un triunfo que encierra, si, errores de la oposición, y también aciertos del gobierno. Un gobierno que hasta aquí esquivó muchos de los problemas que se antojaron "inevitables". Y que tiene muchos inconvenientes que no se le critican demasiado.

Pero por sobre todas las cosas estoy seguro de que los debates en los términos en los que los plantea Aguinis son improcedentes. Y frente a eso, rescato a otros, como Mempo Giardinelli, como Martín Caparrós, y algunos otros. Gente que entendió, que entiende desde hace mucho, cuál es la altura a la que tiene que estar el debate.

El resto es propaganda. 

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