El viento se lleva las pocas nubes que quedan, vaya a saber con que rumbo. Queda la luna, brillando triste entre el neón y la bruma. Las veredas agrietadas supuran lo que quedó de la lluvia, y las hojas se sacuden anunciando todavía más frío.
Vuelvo al abrigo vacío de la cama sola, a la pantalla descolorida de la tele, al fondo de la anteúltima taza de café. Vuelvo a pensar en no pensar más en eso.
Recorro mentalmente los horarios de mañana, lunes cobarde con sabor a poco. Trabajo, oficina, tareas, rutina.
Y vuelvo.
Y otra vez baja la niebla espesa. Otra vez tu imagen, alejándose por la ventanilla. Tus labios diciéndo "me quedo" mientras te vas.
Soy feliz. Mi nostalgia y yo somos felices.
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