El celular puede ser realmente molesto cuando uno prefiere que no lo encuentren. Claro, la mayoría de ellos tiene el botón "off", pero tener un celular apagado es como tener un auto sin nafta: al pedo.
Sin embargo, este no es un velado apoyo al tarifazo tecnológico. Al contrario, los celulares nos han ayudado involuntariamente a saber quiénes son nuestros verdaderos amigos.
Como? Simple. Vaya a su lista de contactos de su teléfono móvil. Observe cuántas personas le dieron su teléfono. Esas serían lo que damos en llamar el segundo cordón de amigos. Esto es, amigos suficientemente cercanos como para que ud pueda llamar, a cualquier hora, a un teléfono que es básicamente de uso público. A todo el mundo le damos el celular: citas fallidas, ex novias reventadas, jefes mala/buena onda, plomeros matriculados, y que se yo. De mirar el celular, se pueden encontrar muuchas cosas.
Ahora bien: si además del número de celular hay un número de telefonía fija, entonces la cosa cambia. Y mucho. Porque el número fijo es el equivalente de la intimidad del hogar. Es el que uno sale corriendo de la ducha a atender; o se lleva a la ducha, si es inalámbrico.
Si una persona está dispuesta a atenderle el teléfono a uno en la ducha, sentado en el inodoro o cortándose las uñas de los piés, entonces esa persona pasa a un siguiente cordón, que sería el primero, digamos.
Claro, este sistema no nos permite definir quienes serían la Capital Federal de amigos. Probablemente sean esas personas de las cuáles aún sabemos el teléfono de memoria...
2 comentarios:
Puede sonar absurdo lo que digo. Pero el último párrafo, además de ser muy cierto, me generó un poco de escalofríos al leerlo. Tan simple y cierto como emocionante.
Un abrazo, Nico.
Gracias, Nahuel. Otro para vos
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