En el noticiero de Fox Sports de ayer, Martín Líberman dijo estas palabras: "(Cristiano Ronaldo) hizo bien en empujarlo (a Pep Guardiola)".
Se refiere al derby español jugado ayer. A los 31 minutos aproximadamente, la pelota salió por el costado. Pep la levantó con categoría, y la tendió hacia adelante, en un gesto entre gentil y pícaro. Cristiano Ronaldo lo empujó para sacarle la pelota, y, obviamente, se le vinieron los del Barcelona al humo. Cristiano puso para las cámaras una cara de "no los fajo porque Dios es grande", pero yo creo que contra un Puyol o un Piqué cobra. Cobra mal. En fin.
Cristiano fue con amarilla, pero Líberman dice que hizo bien. Luego agregó "no justifico la agresión". Tarde Martín.
Frente a eso, las palabras de Guardiola al terminar el partido demuestran de qué está hecho cada técnico. Mientras Mourinho había dicho que él no era humilde, no era discreto, etc, Pep Guardiola, un gran jugador y un técnico hasta aquí exitoso, dijo: "Tengamos la humildad para que el tiempo decida qué hemos sido. Ahora es fácil decir qué buenos somos nosotros y qué malos son ellos. Y no es así. Ellos son un equipo brutal".
La humildad de Guardiola. La vanidad de Ronaldo (y del Madrid todo). La soberbia deglutida de Mourinho. Y la vana búsqueda de golpes de efecto de algunos periodistas argentinos.
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