lunes, 10 de octubre de 2011

La política, el Job de los políticos

Thomas Friedman dice hoy en The New York Times (link de la traducción en La Nación) que falta un Steve Jobs en la política. Entiendo de la lectura de la nota que se refiere a un tipo dedicado a la política que tenga un plan que exceda el corto plazo (digamos, las próximas elecciones) y que se proponga en cambio realizar algo a través del tiempo. 

"...era alguien que no leía las encuestas sino que modificaba las encuestas; era alguien dispuesto a ir detrás de su sueño a pesar de todas las dificultades y a lo largo de muchos años. Y, sobre todo, fue alguien que supo ganarse el respeto de sus colegas no porque los tratara con condescendencia, sino porque los obligaba constantemente a abandonar la comodidad y, en el proceso, inspiraba a la gente común a hacer cosas extraordinarias. En la actualidad, no hay un solo político norteamericano a quien pueda describirse con esos atributos..." dice Friedman.

Supongo que añora un tiempo de la vida norteamericana (y mundial) que ya está pasado.

Sin embargo, hay otra nota en La Nación que habla de Jobs como un tipo hipermotivado, workoholic, pedante y bastante tirano. No precisamente un líder político deseable...

Creo que la muerte de Jobs implica la muerte de un tipo que tenía una capacidad impresionante para conseguir sus objetivos. Una voluntad de acero. Y un cerebro al tope de las posibilidades de los humanos actuales.

Y con eso armó una empresa.

Una empresa revolucionaria, puede ser. Una empresa de vanguardia, sin dudas. Una empresa que será recordada en el futuro lejano, claro que si. Pero era una empresa. Vendía productos y ganaba dinero a cambio, dentro de un sistema comercial del que era muy difícil salir una vez que estabas adentro.

Yo no lo conocía a Steve Jobs. No puedo decir cómo era el tipo. Si se que era un genio. Y un empresario exitoso.

Yo no tengo nada contra los empresarios exitosos. Pero para la política quiero políticos. Tipos que sepan avanzar en proyectos, y apoyar los de otros. Tipos que sepan dar órdenes y recibirlas. Tipos que puedan ocupar el centro de la escena, o retirarse tras bambalinas si el bien común lo requiere. Y sobre todo, tipos que entiendan la diferencia.

Si a eso le sumamos la voluntad y la genialidad de Steve Jobs, mejor.






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