Ya no hay lugares
adónde ir.
Ya no quedan palabras para describir
el encierro.
La angustia.
Se cierra sobre el pecho en otra noche
sin estrellas
y la habitación y la cuadra y el mundo
quedan cada vez más chicos.
Y cada vez que recuerdo en realidad imagino
memorizo vanamente aquello que querría recordar
aquello que te daría un sentido que evidentemente
no tenés
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