El tren viajaba lleno, en un horario en que el calor de enero parecía recrudecer. Ella estaba sentada en el primer asiento del primer vagón. Dormitaba en silencio, con la boca apenas cerrada. Ladeaba la cabeza hacia el pasillo, y se despertaba repentinamente, para volver a ubicarse contra el respaldo. Con sus manos acariciaba su panza, de no menos de 5 meses.
No era hermosa. Lucía cansada, como si el calor la afectara particularmente. Pero tenía labios formados, facciones esbeltas y piel bronceada. Puede decirse que era bonita. Pero eso no es lo importante.
En uno de sus repentinos movimientos, abrió los ojos y me miró. Es probable que se trate de una ilusión mía, pero tengo la impresión de que en ese momento, mostró una leve, levísima sonrisa ¿Puede ser?
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