viernes, 4 de mayo de 2012

Friends will be friends

Es posible que el tamaño y la apertura de tus fronteras estén condicionados por tu situación económica? Si, muy.

En Europa se vive hoy un aumento muy grande de la xenofobia y el racismo. En las elecciones francesas Marin Le Pen, de extrema derecha, quedó tercera, y muchos de sus votantes apoyarán a Sarkozy en segunda vuelta, con un discurso apenas licuado, pero similar. Grecia vota esta semana, y los sondeos indican, como dice la nota de arriba, que un partido neonazi puede tener legisladores.

Al margen, se repiten los casos de extranjeros deportados, de turistas rebotados en aeropuertos, etc.

Claro, las papas queman. Y siempre que queman, la gente busca moderación. Los votantes se vuelven conservadores. Con la crisis global los gobiernos desempolvaron el libro del FMI, y empezaron a aplicarlo indistintamente, contra el consejo de varios economistas muy prestigiosos, e incluso contrariando a la realidad misma, que les enrostra su sostenida equivocación.

Claro, durante el nacimiento de la UE y más tarde con la llegada del euro, las vacas gordas permitieron que los países del viejo mundo se amigaran entre ellos, griegos, polacos, alemanes, franceses, españoles, rumanos, letones y que se yo. Afuera quedamos los sudacas, los africanos, los asiáticos.

Hoy el culo de Europa se prende fuego y entonces no hay amistad que valga. Los compañeros europeos se miran de reojo, se reclaman la manteca tirada al techo, piden ajustes puertas afuera y, en lugar de compartir, guardan lo poco que tienen para mañana.

Creo que hay una lección para América Latina. Nosotros también tuvimos el traste incendiado, y es posible, por como funciona el mundo, que suceda de nuevo. Tenemos ahora la opción de fortalecer lazos, en serio. Y en algún momento vamos a sentir, de parte de los agoreros de turno, el reclamo de romperlos.

No los escuchemos.

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