Argentina tiene que pensar en pesos. Si, es cierto. Es deseable que cualquier país piense en su propia moneda. Pregúntele, si no, a Grecia, los problemas que tiene por pensar (forzadamente) en euros.
Ahora bien: es posible conseguir que un país empiece a pensar en su moneda sólo prohibiendo comprar otras? La pregunta no amerita respuestas.
El dólar ha sido amante de los argentinos por muchos años. Con quemar sus fotos y condenar a la hoguera a los archivos no alcanza.
No voy a entrar en cuestiones técnicas que desconozco, pero se me hace que el problema tiene dos partes. Una es que efectivamente el dólar es la opción más segura, más sencilla, más al alcance del ahorrista. A esto se suma que las otras son menos seguras o desconocidas. Y encima, las trabas desnudan el hecho de que el gobierno necesita dólares.
La otra es cultural. Esa es la más difícil.
Sería mejor solucionar lo técnico, ampliar las posibilidades, sincerar los números. Sin renunciar a la idea base, que es fortalecer el mercado interno, impulsar otras inversiones, o lo que fuere. Pero dejar de usar frases con efecto, y empezar a buscar efectos.
Cuando eso esté resuelto empieza la batalla cultural. Esa no dura ni un mes, ni un año. Dura mucho más.
Pero primero, Argentina tiene que ponerse a pensar.
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