jueves, 14 de agosto de 2014

Batman (sin Robin)

Hay una cosa muy rara en la muerte de, vamos a llamarlas así, "famosos". Mucha gente se hace famosa por huevadas, en todo el mundo. La fama basada en huevadas suele desaparecer rápidamente, mientras que la basada en talento suele perdurar, sea que ese talento esté utilizado para cosas que nos gusten o no.

Es difícil sentirse demasiado triste por un tipo al que no conocés. En todo caso, la tristeza la genera el personaje, que te acompañó en momentos de tu vida. A quienes nos gusta su música no pudimos evitar derramar una lágrima con el Flaco o la Negra Sosa. La muerte de Mandela hizo mucho daño. Pero más allá de su actividad pública, comparar ese sentimiento con un duelo es fuerte, quizás exagerado.

El caso de Robin Williams jode porque el tipo estaba deprimido. Genera una sensación dura, porque uno piensa "nadie le daba bola a este muchacho?" La realidad es más compleja, claro, pero el sentimiento inicial es ese.

Pero aún  así, la excesiva tristeza por la muerte de un personaje público me parece sobreactuada, o sospechosa.

Dicho todo lo anterior, Robin Williams era un actor de la puta madre, un comediante de los que hay pocos, y, por lo que dicen quienes lo conocen, un buen tipo. Murió, sin duda, una persona talentosa. Y, siendo el talento un bien escaso, es bueno recordar a un tipo que lo puso a buen uso.

Así que salú Robin.



2 comentarios:

Niña Hereje dijo...

"Un tipo que no uno no conce". Eso pensaba cuando me enteré y me dieron ganas de llorar. Las controlé porque me parecía ridículo. El lagrimal derecho no me escuchó.

Mr. Arturi dijo...

Recuerdo cuando me enteré de la muerte del Flaco, llorando frente al graph de TN...