jueves, 4 de abril de 2013

Lluvia


Pocos de quienes leen este blog asiduamente tendrán dudas respecto de la desfavorable opinión que tenemos aquí de la fuerza política gobernante en la Ciudad de Buenos Aires (con suerte, eso no hará que nos etiqueten como “K”; tampoco tenemos una opinión favorable de ellos, pero ese es otro tema).

Aclaramos esto porque, si alguien no lee esto hasta el final, puede entender una defensa del macrismo. No lo es.

Vamos entonces.

Las lluvias de los últimos días están entre las más tremendas de las que se tenga registro. La cantidad de milímetros caída duplicó la anticipada por el Servicio Meteorológico en base a modelos climáticos en la Ciudad. Cayeron más de 150 mm en algunas zonas, y en La Plata ese nivel se duplicó. (Acá dejo infografías de La Nación sobre la tormenta en Bs As y La Plata). Se entiende que proveer para semejantes extremos es imposible. Si no, recuerden lo complejo que resulta utilizar cualquier servicio en momentos de demanda pico (sms el día del amigo, pónganle).

Sumamos. Seguimos.

Todos los días, TODOS, hay problemas con el transporte. Trenes que no funcionan. Subtes que no funcionan. Calles colmadas. Colectivos que se llenan y no paran antes de llegar a la mitad de su recorrido. Ustedes completen el nombre de la ciudad.

¿Hace calor? Colapsa el sistema eléctrico ¿Frío? No hay gas.

Todas estas alternativas golpean siempre con más fuerza a aquellos que menos fuerza tienen. El frío se siente mucho más sin campera; y más aún sin comida.

Ante esto, reclamos. Válidos reclamos. Necesarios reclamos. Reclamos que, sin embargo, generan dolor y división entre reclamantes, y desinterés entre destinatarios.

Tenemos dos preguntas:

¿Qué hace falta para que alguien piense en un plan integral? Un plan que solucione los problemas de una ciudad que no da para más. Buenos Aires llegó hasta acá. Esto es todo lo que nos puede dar. No podemos borrar la Gral Paz y correrla unos kilómetros. No podemos ganarle más terreno al río. Y más importante, esas posibles soluciones no son ni soluciones ni posibles. Porque la respuesta no es agrandar la ciudad.

La respuesta es achicarnos nosotros.

Esto es lo que debería tener en cuenta un plan integral. Debería tomar decisiones que molestarían (no más autos particulares, trenes sólo bajo tierra), decisiones que expertos deberían indicar y políticos deberían implementar, pese al costo político inmediato.

Y que los ciudadanos deberíamos reclamar. Es necesario dar un paso de conciencia, y empezar a reclamar más por aquellas cosas que nos dañan más. Es necesario buscar alternativas para el reclamo y la participación. No es solamente un derecho. Es una obligación.  Y es una obligación bancarse medidas que hoy molestan, pero que en el mediano plazo hacen el lugar en donde vivimos más habitable.
Y esta es la segunda pregunta: ¿qué hacemos? La clase política, evidentemente, no será la solución, al menos por ahora ¿qué nos toca? ¿Revolución armada? ¿Votamos todos en blanco?  Es una pregunta honesta, sin chicanas. El que tenga una idea, tírela. Estamos desesperados.


Hasta acá se registraron 54 muertos en el AMBA y en La Plata.

Repito. Se murieron 54 personas. Porque llovió fuerte, se murieron 54 personas.

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