viernes, 26 de agosto de 2011

Plata fácil

Leo una nota en la revista The Atlantic, que habitualmente frecuento, y encuentro esta nota que habla de "share platforms", plataformas desde donde se comparten información, servicios, etc.

La nota habla, como ejemplo, de Netflix en su competencia con Blockbuster. Los primeros superaron a los segundos en que, en Netflix, mirás y devolvés las películas sin pagar demoras, a tu propio ritmo. Se apoya en la movilidad de los dispositivos con acceso a internet.

La hipótesis sobre la que se apoya el modelo es "por que comprar, mantener y guardar una sierra de mesa o una cortadora de pasto, cuando es más fácil y más barato tener una disponible cuando uno la necesite?"

Mi pregunta es: no pasa eso con el dinero? Digo, es cierto que usamos dinero. Pero ya no papeles. O al menos exponencialmente menos que hace un tiempo.

Al estar en red con los bancos, los negocios saben que vos tenés X cantidad de dinero, y se la acredita en su cuenta sin que medie ningún elemento físico más que una tarjeta plástica.

Parafraseando, digo: "por que comprar y guardar dinero cuando es más fácil y más barato tenerlo disponible cuando uno necesite?"


jueves, 18 de agosto de 2011

Mal bicho

Hoy había muchas cosas para comentar. Por ejemplo, la vapuleada apelación de Duhalde al temor, vieja estratagema, para rescatar algún voto más en las elecciones. O los comentarios de De Narváez respecto de su afinidad con el Gobierno. Inclusive de los goles de Teo Gutiérrez para Racing.

Pero no.

En lugar de eso, vamos a hablar de Barcelona-Real Madrid. Vamos a hablar del contraste entre un desempeño mágico del Barsa, y un papelón de la Casa Blanca.

Yo recuerdo que, en la época de Hierro, Redondo, un joven Raúl, el Madrid era un equipazo. Te liquidaba, jugando un fútbol tremendamente ofensivo. Nunca fue el Real un equipo del que se luciera la solidez defensiva, pero siempre se diferenciaba en ataque. Ahí hacían maravillas. Eran los Galácticos, hasta no hace mucho.

El culpable de la decadencia del Real Madrid es Jose Mourinho. Muchos dicen que es un tremendo entrenador. Un gran estratega. Y puede ser.
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Pero Mourinho se encargó de calentar todos y cada uno de los partidos importantes que jugó en cada uno de los equipos en los que jugó, sea Porto, Chelsea, Inter o su actual Madrid. Es un pendenciero. Hizo echar a Jorge Valdano, que lo enfrentaba porque anticipaba lo que ahora sucede.

Acá en la Argentina, el epíteto preferido es sorete. Mourinho es mal tipo, y eso quedó demostrado en que él mismo se metió en la pelea física que manchó la final, con lo que es fácil creer que él la propicia en sus jugadores. E incluso tuvo un gesto racista (parece) contra Messi.

Entonces, le aplicamos la medida de Maradona: era el mejor, pero muchas de las decisiones que tomó lo hacen cuestionables. Y para colmo, Mourinho no tiene muchas de las carencias que, en un punto, permiten no compartir, pero al menos entender, al Diego. Encima, Diego con una pelota no admite discusiones. Mourinho si.

Mourinho está arruinando al Real Madrid. Pero no futbolísticamente, en donde sigue siendo uno de los mejores equipos del mundo. Sino deportivamente. Y eso, a la larga, se paga caro.

Un guarda parecido a Mickey Rooney

El subte estallaba de gente. Subir era una prueba de destreza y fuerza, y por que no, también de serenidad de espíritu. La mañana del jueves anticipaba el último esfuerzo, que con suerte alcanzaría para llegar indemnes al fin de semana. En ese contexto, viajaren 10 centímetros cuadrados no es, precisamente, edificante.

En fin, en la línea A los motorman y los chanchos cambian en Primera Junta, así que allí se subió el protagonista de nuestra historia.

Imaginen, si pueden, una mezcla de Mickey Rooney, Mostaza Merlo y Jerry Lewis. Así era el Guarda (lo pongo en mayúsculas porque así lo imagino). Se subió y empezó a bromear con los pasajeros.

Subió y tiró "vamos que nos vamos" y ahí no más le dijo a una señorita "adelante, por favor" con gesto caballeroso. La chica dijo "espero uno más", entre sonriente y sorprendida, ante la masa de gente que amenazaba rebalsar por las ventanillas.

En Acoyte, estación populosa si las hay, empezaron las recomendaciones. Cuando el tren se acercaba al andén, recomendó "los que bajan se van acercando a las puertas y los que seguimos se me ubican en este pasillo, por favor". Ahora que lo escribo noto que suena vigilante, pero cuando lo decía el tipo lo decía con una comicidad a prueba de balas.

De a poco esa comicidad empezó a hacerse más patente. Cuando el tren llegó a Once lo esperaban aproximadamente 4729679502435 personas, a lo que el hombre comentó "mirá, no hay nadie!" Mientras arrancaba para seguir viaje, uno lo increpó desde abajo porque no pudo subir, y un pasajero tiró "y, es pelado, que querés" a lo que el chancho respondió "por eso se quedó pelado, por renegar!"

Cabe aclarar que la mayoría de los que subimos al tren estábamos listos para emular a Michael Douglas y meter día de furia a troche y moche. Hacer bromas con ese público es complejo., cuanto menos.

Podría contar algunas más porque el tipo no paró de meter comentarios, chistes, etc, pero me quedo con la frase que dijo al final: "Si no me lo tomo así, no salgo de mi casa".

Creo que por eso no le pregunté el nombre; quizás, sabiendo como se llama le descubrís alguna macana grossa. Prefiero quedarme con lo que hizo con los pasajeros de ese vagón: nos alegró el viaje

miércoles, 17 de agosto de 2011

Recepción

Javier González Fraga no es político. O mejor dicho, no trabaja como tal. Es cierto, es candidato, suele aparecer opinando de política económica, ha ocupado cargos de gobierno; pero no es un político.

Por eso dice esto:

El candidato a vicepresidente reconoció también que la derrota de su espacio estuvo fundada en que "la sociedad no ha sido receptiva a discutir sobre la inflación, la corrupción, el federalismo, el desarrollo social y no usar a la pobreza simplemente como un cliente político".

¿La sociedad no ha sido receptiva? ¿No será acaso que los planteos de la oposición fueron tan berretas que no lograron interesar respecto de temas tan álgidos? ¿No será que ninguno de los candidatos opositores carecía de perfil para convencer al padrón de que tenía soluciones para esos problemas?

Hubo poquísima autocrítica en la oposición. Mucho menos que la deseable, en todo caso...

martes, 16 de agosto de 2011

Ay, Lila, Lila...

Lila dijo que era ella la razón de la derrota.

Chocolate for the news, Lila!

Ni tan tan...

Leemos una nota de Santiago Kovadloff en La Nación

"La oposición no existe como tal ni existió tampoco en esta oportunidad. Hubo y hay diversidad de voces que dicen, ante todo, de la dificultad que tienen para escucharse unas a otras. Y la gente castigó esa insolvencia para el acuerdo. Si se sabía que la economía podía tener un papel decisivo en la orientación política de las capas medias, ¿por qué no se supo persuadir al electorado, durante la campaña, de lo que iba a hacerse en esta materia, preservando lo indispensable y transformando lo necesario? Basta una respuesta: la percepción política de quienes lideraron las distintas fuerzas opositoras en estas primarias fue inadecuada para generar confianza y consenso donde tanta falta hacían. El electorado no oficialista manifestó claramente su disconformidad profunda con lo que los adversarios del Gobierno le ofrecían. Tal es la conclusión ineludible que ponen de manifiesto los resultados del plebiscito de anteayer. En otras palabras, ese electorado prefirió lo que había al balbuceo. Y se volcó hacia el Gobierno".

Más allá de la dureza de Kovadloff, que me parece acertada, quiero decir dos cosas en las que no estoy de acuerdo.

Primero: es cierto que el voto castigo a la oposición. Pero no sólo por timorata, sino porque entró en un juego polarizador del que el Kirchnerismo abusó, y del que la gente estaba cansada. Ningún opositor preservó lo indispensable y modificó lo necesario (salvo la propuesta de Binner) sino que todos se dedicaron al hobby de la política argentina: prometer romper todo lo que hizo el anterior.

Segundo: no se puede decir que "el electorado prefirió lo que hay al balbuceo". El electorado prefirió un gobierno que, guste más o menos, luce sólido, frente a la nada. Y no olvidemos que esa elección la hizo un 75% del padrón, nada menos.

Y ojo: no estoy tan seguro de que una oposición menos fragmentada hubiese conseguido mejor performance. Quizás, una oposición más convincentemente unida, y no un rejunte, hubiesen sido una alternativa superadora. Pero las payasadas que se hicieron, esas si que no.

lunes, 15 de agosto de 2011

PASO

Las reflexiones respecto de las primarias irán apareciendo desordenadas, a medida que vayan surgiendo. Acá van algunas.

- Derrota durísima, merecidísima, de Elisa Carrió. Crítica de la polarización del gobierno pero polarizadora ella misma, personalista hasta la médula, consiguió perder casi 4 millones de votos respecto de la pasada presidencial. La CC hizo un papelón, y como corolario quién salió a hablar ayer fue el candidato a Vice, Adrián Pérez. Lila ni asomó. Vergüenza y al descenso.

- Derrota, dura y también merecida, de Pino Solanas, que no podrá contar con candidato para octubre por no haber conseguido los votos necesarios. Castigo por pecar, de nuevo, de individualista. Por bajarse de la pelea presidencial, por no negociar con el FAP.

- Gran resultado para el FAP. El espacio político comandado por Binner realmente sumó una cantidad de votos muy considerable, y quedó a menos de 2 puntos de Duhalde y Alfonsín. Sería deseable que ese espacio continúe, con las mismas convicciones, como alternativa progresista.

- Desilusión para Duhalde y Alfonsín. Ambos necesitaban sumar el 20% para tener chances. Así, si bien todo es posible, se pone muy complicado forzar la segunda vuelta en octubre.

- El voto del campo es una saraza total.