martes, 16 de junio de 2015

Patrias

"Con el fútbol no hay patria grande".

La textual es de un amigo, pero frases similares se leyeron en Twitter, en Facebook, etc. A propósito de la Copa América, las rivalidades futbolísticas peor entendidas surgen, irritadas, sangrantes. Vuelven los epítetos a las tribunas, vuelven los silbidos a los himnos.

Ni siquiera las recientes denuncias contra la FIFA aminoran los incendios. Nadie se pone a pensar en que, si arreglaron una sede, por qué no un resultado.

"Bueno", me dirán, "son esos energúmenos fanáticos del fútbol".



Ahá.




¿Se acuerdan del Mercosur? ¿Eso re copado que nos juntábamos todos los países de Sudamérica y uno llevaba bizcochos y otro facturas y así? ¿Se acuerdan?

Les dejo acá tres notas (1), (2), (3), que hablan sobre la actualidad de las negociaciones Mercosur-UE para un Tratado de Libre Comercio (TLC). Pueden buscar mucho más, si quieren. Pero con eso les alcanza para saber que los socios del Mercosur no se desvelan por seguir siéndolo.

Y si buscan más, van a ver que otros bloques comerciales tampoco la están pasando divino. Si no, pregunten en Grecia, en Irlanda, en Portugal...

"Patria Grande". Un sueño (una utopía?) que tiene casi tantos años como nuestras independencias.
Envidioso, en décadas pasadas, de ese falso lustre inoxidable que daba "ser comunitario" y hacer cola en una embajada. Ese oropel que, a la primera crisis, dejó a más de uno con la frente mirando al sur.

Reflotado el sueño a los ponchazos por una generación (ésta) que, sin embargo, parece no poder pasar de las buenas intenciones. Un horizonte latinoamericano que se choca en cada mesa de negociación, en cada tribuna. Un "que lindo sería" que, como diría el tanguero, se queda entre aprontes y partidas.

Me disculpo acá con aquellos que, de buena fe me consta, la pelean todos los días para que la hermandad latinoamericana sea. Y les pido que no aflojen.

Pero "Patria Grande" nos queda, irónicamente, grande. Somos un montón de patrias chiquitas, mezquinas, que ni siquiera respondemos a los propios límites nacionales.

Yo no se nada de nada. Pero vamos camino de quedarnos cada vez más sólos.




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