miércoles, 26 de noviembre de 2014

De las leyes

El post de hoy surge a propósito de una noticia que habla de un subsidio estatal para personas trans. Resumiendo: una legisladora presentó un proyecto que habilitaría a las personas trans de más de 40 años a recibir un subsidio estatal de alrededor de 8 lucas a valores de hoy.

No vamos a hablar de éste proyecto, sino que vamos a (intentar) usarlo como ejemplo de lo que creemos que suele pasar con las leyes en la Argentina (y en muchísimos otros países del mundo), desde las más polémicas (matrimonio igualitario, Ley de Medios, etc) hasta las que son, digamos, menores.

Resulta que un edil propone una ley. Esto, en principio, es su trabajo. Le garpamos básicamente para eso. Recuerden que nosotros elegimos a esta persona para que ocupe el sitio que ocupa, proponga leyes y vote las que otros proponen en consonancia con ciertas cosas que dijo antes de que lo votemos. No se enojen, pero mucha gente no recuerda este pequeño dato.

Ahora, resulta que María Rachid, la que presentó este proyecto, es una militante de los derechos del Colectivo LGBT de la Argentina y fue vicepresidenta del INADI (se acuerdan la pelea con Morgado?). O sea, podemos tener más o menos confianza en su capacidad, pero sin dudas la mina está en el tema.

Esto no evitó que inmediatamente una andanada de indignados surgiera a despotricar contra el proyecto, y a proferir quejas que en el mejor de los casos eran simplemente burradas y que en el peor eran directamente insultos discriminatorios. Intuyo que la mayoría se quedó en el título, y ni siquiera sabe qué dice el proyecto. Muchos ni siquiera deben saber que el mismo proyecto perdió estado parlamentario varias veces porque no llegó a tratarse, y que no es la primera vez que se presenta.

Repetimos: el proyecto puede ser una bosta. Quizás está mal hecho. Quizás está basado en estadísticas pedorras. Miles de cosas pueden estar mal. Pueden existir cientos de razones por las que ese proyecto no debería ser aprobado.

Pero no nos consta.

Acá hay dos caminos. Uno es informarse. Leer un poco más allá de la bajada de la nota. A ver qué les parece, aunque más no sea para saber si en la próxima elección votan o no al fulano que presentó el proyecto. O en todo caso, si les parece muy mal, van al Congreso a reclamar, se presentan en la justicia, cortan una calle, o agarran un lanzallamas y la van a esperar a Rachid a Perú y Diagonal.

En ésta nota de Perfil Rachid explica un poco de qué la va el proyecto, con algo más de detalle. El título de la nota ya es más claro: "María Rachid propone OTRO subsidio..." O sea, no se trara de un antojo alocado, sino que es algo que desde el sector LGBT se viene laburando hace un tiempo. Lean la nota y van a ver.

El título de la nota de Infobae (arriba de todo) tiene otra trampita: "El kirchnerismo impulsa..." Es cierto, en estricto rigor, que Rachid es legisladora porteña por el FPV. Pero sería razonable suponer, en virtud de su historial, que no es su pertenencia partidaria sino su militancia lo que la lleva a presentar el proyecto. Y que, en todo caso, veremos si luego el resto del kirchnerismo apoya o no.

El otro camino es quejarse sin base. Indignarse, vamos. Patalear. Reclamar los perdidos derechos de la "gente como uno" y el avance de los "vagos", etc.

Desde acá, desde la Varietè, creemos que el primero es mejor. Sabiendo de qué hablamos no nos vamos a poner necesariamente de acuerdo. Pero al menos vamos a poder entender y refutar lo que el otro dice. Es probable que eso no cambie la forma de pensar de los políticos, al menos no inmediatamente. Pero, si esa actitud cívica se sostiene en el tiempo, quién te dice. En una de esas los incentivos cambian.

Mientras nos quejemos sin base el objetivo de los políticos será mostrar cuán indignante es el proyecto de su opositor. Nosotros tenemos que definir qué nos indigna y qué no, por nuestra propia cuenta.

Una vez, discutiendo la Ley de Medios, alguien me dijo "No se como será, pero seguro que es peor que la que estaba". Esta persona no conocía ni la ley anterior, ni el proyecto nuevo.

Hagámos un esfuerzo por no ser esa persona.


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