El post de hoy surge a propósito de una noticia que habla de un subsidio estatal para personas trans. Resumiendo: una legisladora presentó un proyecto que habilitaría a las personas trans de más de 40 años a recibir un subsidio estatal de alrededor de 8 lucas a valores de hoy.
No vamos a hablar de éste proyecto, sino que vamos a (intentar) usarlo como ejemplo de lo que creemos que suele pasar con las leyes en la Argentina (y en muchísimos otros países del mundo), desde las más polémicas (matrimonio igualitario, Ley de Medios, etc) hasta las que son, digamos, menores.
Resulta que un edil propone una ley. Esto, en principio, es su trabajo. Le garpamos básicamente para eso. Recuerden que nosotros elegimos a esta persona para que ocupe el sitio que ocupa, proponga leyes y vote las que otros proponen en consonancia con ciertas cosas que dijo antes de que lo votemos. No se enojen, pero mucha gente no recuerda este pequeño dato.
Ahora, resulta que María Rachid, la que presentó este proyecto, es una militante de los derechos del Colectivo LGBT de la Argentina y fue vicepresidenta del INADI (se acuerdan la pelea con Morgado?). O sea, podemos tener más o menos confianza en su capacidad, pero sin dudas la mina está en el tema.
Esto no evitó que inmediatamente una andanada de indignados surgiera a despotricar contra el proyecto, y a proferir quejas que en el mejor de los casos eran simplemente burradas y que en el peor eran directamente insultos discriminatorios. Intuyo que la mayoría se quedó en el título, y ni siquiera sabe qué dice el proyecto. Muchos ni siquiera deben saber que el mismo proyecto perdió estado parlamentario varias veces porque no llegó a tratarse, y que no es la primera vez que se presenta.
Repetimos: el proyecto puede ser una bosta. Quizás está mal hecho. Quizás está basado en estadísticas pedorras. Miles de cosas pueden estar mal. Pueden existir cientos de razones por las que ese proyecto no debería ser aprobado.
Pero no nos consta.
Acá hay dos caminos. Uno es informarse. Leer un poco más allá de la bajada de la nota. A ver qué les parece, aunque más no sea para saber si en la próxima elección votan o no al fulano que presentó el proyecto. O en todo caso, si les parece muy mal, van al Congreso a reclamar, se presentan en la justicia, cortan una calle, o agarran un lanzallamas y la van a esperar a Rachid a Perú y Diagonal.
En ésta nota de Perfil Rachid explica un poco de qué la va el proyecto, con algo más de detalle. El título de la nota ya es más claro: "María Rachid propone OTRO subsidio..." O sea, no se trara de un antojo alocado, sino que es algo que desde el sector LGBT se viene laburando hace un tiempo. Lean la nota y van a ver.
El título de la nota de Infobae (arriba de todo) tiene otra trampita: "El kirchnerismo impulsa..." Es cierto, en estricto rigor, que Rachid es legisladora porteña por el FPV. Pero sería razonable suponer, en virtud de su historial, que no es su pertenencia partidaria sino su militancia lo que la lleva a presentar el proyecto. Y que, en todo caso, veremos si luego el resto del kirchnerismo apoya o no.
El otro camino es quejarse sin base. Indignarse, vamos. Patalear. Reclamar los perdidos derechos de la "gente como uno" y el avance de los "vagos", etc.
Desde acá, desde la Varietè, creemos que el primero es mejor. Sabiendo de qué hablamos no nos vamos a poner necesariamente de acuerdo. Pero al menos vamos a poder entender y refutar lo que el otro dice. Es probable que eso no cambie la forma de pensar de los políticos, al menos no inmediatamente. Pero, si esa actitud cívica se sostiene en el tiempo, quién te dice. En una de esas los incentivos cambian.
Mientras nos quejemos sin base el objetivo de los políticos será mostrar cuán indignante es el proyecto de su opositor. Nosotros tenemos que definir qué nos indigna y qué no, por nuestra propia cuenta.
Una vez, discutiendo la Ley de Medios, alguien me dijo "No se como será, pero seguro que es peor que la que estaba". Esta persona no conocía ni la ley anterior, ni el proyecto nuevo.
Hagámos un esfuerzo por no ser esa persona.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
lunes, 17 de noviembre de 2014
En voz baja
Este es un dato pequeño, que les regalo a todos los artistas de escenario.
Digamos que usted es cantante o frontman de una banda de música. Incipiente, interesante, con seguidores en aumento, quizás a las puertas del éxito o dando los primeros pasos dentro de la fama. Durante un show invita a compartir el escenario a un ya célebre músico, con un recorrido mucho más amplio (suponga ud, León Gieco).
La pregunta es: ¿Cuál sería su actitud?
Antes de darle la respuesta, lo invito a pensar (Gracias Adrián Paenza!) Haga memoria de los momentos en los que, como expectador, vio escenas semejantes. "Es un honor para nosotros recibir en el escenario a un maestro de la música argentina, con ustedes León Gieco" o frase similar, y aparece, con la armónica colgada, León, desde una bambalina. Hasta ahi, correcto.
Y acá, el detalle: artista novel y leyenda siempre intercambian unas palabras fuera de micrófono. Siempre, si saben lo que hacen ¿Por qué?
La respuesta es: para dejarnos con la duda.
Imaginen si, con el microfono abierto, el artista x le dice a León "León, gracias, después arreglamos el cachet con tu representante". O bien, "Maestro, la primera que aprendí en la criolla fue 'Sólo le pido a Dios'"; ó "Gracias por venir". Lo que sea, probablemente sea evaluado por el público de modo negativo. Si el comentario es amistoso, pensarán que usted se hace el amigo de la estrella cuando en verdad ni lo conoce. Si es excesivamente respetuoso, lo tratarán de pichi. Y así.
Es fundamental que, en ese caso, los comentarios entre frontman e invitado sean en off. De esta manera, no sólo no sabremos que dijeron, sino que además, el límite para dichas palabras será la inventiva de cada uno.
Y, reconozcámoslo, la inventiva suele crear historias mucho más interesantes que la realidad.
Digamos que usted es cantante o frontman de una banda de música. Incipiente, interesante, con seguidores en aumento, quizás a las puertas del éxito o dando los primeros pasos dentro de la fama. Durante un show invita a compartir el escenario a un ya célebre músico, con un recorrido mucho más amplio (suponga ud, León Gieco).
La pregunta es: ¿Cuál sería su actitud?
Antes de darle la respuesta, lo invito a pensar (Gracias Adrián Paenza!) Haga memoria de los momentos en los que, como expectador, vio escenas semejantes. "Es un honor para nosotros recibir en el escenario a un maestro de la música argentina, con ustedes León Gieco" o frase similar, y aparece, con la armónica colgada, León, desde una bambalina. Hasta ahi, correcto.
Y acá, el detalle: artista novel y leyenda siempre intercambian unas palabras fuera de micrófono. Siempre, si saben lo que hacen ¿Por qué?
La respuesta es: para dejarnos con la duda.
Imaginen si, con el microfono abierto, el artista x le dice a León "León, gracias, después arreglamos el cachet con tu representante". O bien, "Maestro, la primera que aprendí en la criolla fue 'Sólo le pido a Dios'"; ó "Gracias por venir". Lo que sea, probablemente sea evaluado por el público de modo negativo. Si el comentario es amistoso, pensarán que usted se hace el amigo de la estrella cuando en verdad ni lo conoce. Si es excesivamente respetuoso, lo tratarán de pichi. Y así.
Es fundamental que, en ese caso, los comentarios entre frontman e invitado sean en off. De esta manera, no sólo no sabremos que dijeron, sino que además, el límite para dichas palabras será la inventiva de cada uno.
Y, reconozcámoslo, la inventiva suele crear historias mucho más interesantes que la realidad.
lunes, 10 de noviembre de 2014
All toghether now
La frase que utiliza el cantante es: "y cómo dice?" Con eso, en general, entra el estribillo, cantado por el público presente, sean los 10 de un fogón o las 80 mil personas de un estadio.
Sería imprudente decir que sin estribillo no hay canción. Hay buenas canciones sin un estribillo definido, pero son la minoría, especialmente en el ámbito de la música popular. Mi profesor de música de la secundaria nos hacía identificar los pequeños temas que se iban repitiendo a lo largo de sonatas, sinfonías y conciertos, para luego realizar el mismo laburo con canciones populares. Pienso en el tema del cuarto movimiento del la 9na sinfonía de Beethoven, como va y viene y se repite con variaciones a lo largo de la obra, y no puedo evitar pensar en una especie de estribillo.
Lo que quiero decir es que, justo antes de que el coro soltara su "Himno a la Alegría", Beethoven probablemente exclamara: "¿Y cómo dice?".
Mucho más acá en el tiempo, e intentando (si todavía es posible) no hablar demasiado de lo que sabemos poco o nada, podemos decir que independientemente del tipo o el estilo de música que nos guste, solemos atesorar estribillos. De ahi que sean partes fundamentales de las canciones, no sólo en cuanto a melodía sino en cuanto a cómo "calzan" en la canción. Si el estribillo "entra" con fuerza, la canción será memorable (lo que no significa "buena", pero esa es una discusión más larga).
Vamos con el primer tema.
Como ven, no estamos refiriéndonos necesariamente a las grandes bandas de la historia de la música. Adele, una gran cantante, y su primer gran hit, son un ejemplo de como el estribillo, sin desentonar, rompe con la estrofa y agrega potencia. En esto, además del caño de Adele, tienen que ver la instrumentación, el coro que aparece atrás, y ese "pre estribillo", una especie de puente con la estrofa, que te dice "ojo, el tema explota enseguida".
Los Stones cantan dos estrofas en el mismo tono. O sea, la canción no tiene cambios de acorde en los primeros 45 segundos. Y de repente va a menor y "you're not the only one...". En el manual de estribillos de rock esta el video de este tema.
Hay algo impresionante de este video. Run to the Hills es, quizás, el clásico más clásico de Maiden, el tema que hasta los fanáticos de Luis Miguel tararearon alguna vez. Pero en esta versión de Rock In Río se demuestra lo que decimos de los estribillos: 200 mil personas cantan "Run to the Hills/Run for your Life" con tanta potencia que se vuela el escenario. Es un poco el deseo de todo músico a la hora de componer: que la gente estalle atrás de un estribo.
Bonus Track:
Una banda nueva, incipiente, aunque hace mucho que tocan. Y además, son grandes amigos. Parco Milflores, entre sus muchas buenas canciones, nos regala un estribillo GE-NIAL en "Extraterrestres":
http://parcomilflores.bandcamp.com/track/extraterrestres
La batería acorta tiempos justo antes del estribillo, y entra junto con viola y coros con todo. Chusmeen ese bandcamp, no se van a arrepentir.
Sería imprudente decir que sin estribillo no hay canción. Hay buenas canciones sin un estribillo definido, pero son la minoría, especialmente en el ámbito de la música popular. Mi profesor de música de la secundaria nos hacía identificar los pequeños temas que se iban repitiendo a lo largo de sonatas, sinfonías y conciertos, para luego realizar el mismo laburo con canciones populares. Pienso en el tema del cuarto movimiento del la 9na sinfonía de Beethoven, como va y viene y se repite con variaciones a lo largo de la obra, y no puedo evitar pensar en una especie de estribillo.
Lo que quiero decir es que, justo antes de que el coro soltara su "Himno a la Alegría", Beethoven probablemente exclamara: "¿Y cómo dice?".
Mucho más acá en el tiempo, e intentando (si todavía es posible) no hablar demasiado de lo que sabemos poco o nada, podemos decir que independientemente del tipo o el estilo de música que nos guste, solemos atesorar estribillos. De ahi que sean partes fundamentales de las canciones, no sólo en cuanto a melodía sino en cuanto a cómo "calzan" en la canción. Si el estribillo "entra" con fuerza, la canción será memorable (lo que no significa "buena", pero esa es una discusión más larga).
Vamos con el primer tema.
Como ven, no estamos refiriéndonos necesariamente a las grandes bandas de la historia de la música. Adele, una gran cantante, y su primer gran hit, son un ejemplo de como el estribillo, sin desentonar, rompe con la estrofa y agrega potencia. En esto, además del caño de Adele, tienen que ver la instrumentación, el coro que aparece atrás, y ese "pre estribillo", una especie de puente con la estrofa, que te dice "ojo, el tema explota enseguida".
Los Stones cantan dos estrofas en el mismo tono. O sea, la canción no tiene cambios de acorde en los primeros 45 segundos. Y de repente va a menor y "you're not the only one...". En el manual de estribillos de rock esta el video de este tema.
Hay algo impresionante de este video. Run to the Hills es, quizás, el clásico más clásico de Maiden, el tema que hasta los fanáticos de Luis Miguel tararearon alguna vez. Pero en esta versión de Rock In Río se demuestra lo que decimos de los estribillos: 200 mil personas cantan "Run to the Hills/Run for your Life" con tanta potencia que se vuela el escenario. Es un poco el deseo de todo músico a la hora de componer: que la gente estalle atrás de un estribo.
Bonus Track:
Una banda nueva, incipiente, aunque hace mucho que tocan. Y además, son grandes amigos. Parco Milflores, entre sus muchas buenas canciones, nos regala un estribillo GE-NIAL en "Extraterrestres":
http://parcomilflores.bandcamp.com/track/extraterrestres
La batería acorta tiempos justo antes del estribillo, y entra junto con viola y coros con todo. Chusmeen ese bandcamp, no se van a arrepentir.
sábado, 1 de noviembre de 2014
De las aventuras del ciudadano en el CGP; Relato Épico
(Continuamos con el relato iniciado en el post anterior)
El primer intento de anotar a nuestra hija en el Registro Civil había fallado en toda línea. Teníamos que volver a sacar turno, y llevar papeles que acreditaran que el apellido de mi señora era el que efectivamente es. Así lo hicimos. Fotocopias de la partida de nacimiento, y un viejo "DNI libretita verde" que tenía el apellido bien escrito, con diéresis.
Fuimos de nuevo al CGP lejano, en el nuevo turno que nos dieron, el jueves 30 de octubre, a las 10 AM. Y aquí empieza el verdadero viaje, la real e intensa odisea.
Nos dieron el número 7, e iban por el 3. Basado en experiencias anteriores, calculé que no ibamos a ser atendidos en menos de 1 hora. Esta vez estábamos los 3 porque, en teoría, foto y huellas dactilares mediante, salíamos con el trámite terminado. Así que mi hija, con menos de 4 semanas en este mundo, se dispuso a realizar por primera vez una actividad que, en el futuro, será corriente: hacer cola.
En mi sesión anterior yo había mandado sendos tuits a los responsables políticos de semejante despropósito administrativo, pero no había recibido respuesta, así que ni me gasté. Las 10 se hicieron las 11. Y a las 11, finalmente, nos llamaron.
Una empleada nos recibió y nos hizo pasar a un escritorio. Allí nos explicó "esta máquina está rota, así que yo les hago todo el papeleo, y después los llama una compañera mía y les hace la carga". Los papeles pasaron, y el DNI verde más la partida zanjaron el problema de la diéresis, que había sido el motivo por el que tuvimos que volver. Las cosas parecían mejorar.
"Tengan un poquito de paciencia y ya los llama mi compañera", nos dijeron. Ese poquito fue un rato, pero a eso de las 11.20 pasamos a una de las computadoras que si andaba.
Empezó la carga informatizada de los datos, al cabo de los cuáles, en teoría, teniamos que pasar a un control de los datos y a terminar foto y huellas. Pero en el interín, surgió un primer problema:
La diéresis.
¿Se acuerdan que la empleada se ufanó de haber hecho un montón de DNI con diéresis? Bueno, resulta que, en este caso, las diéresis sólo salían en minúscula. No había forma de ponerlo en mayúsculas. O sea que aquello tan sencillo, tan rutinario, tan común, se había transformado, nuevamente, en un problema.
"Sólo me queda en minúscula" se resignó la empleada, mientras que la que en la anterior jornada había dicho que era fácil, ahora no podía ayudar, aunque insistía: "en mi máquina si se puede". Aceptamos la minúscula. A todo esto, habían pasado las 12 del mediodía. Pero entonces sucedió otra cosa: a la señora se le colgó la máquina, quizás ofendida por haberla puteado tanto.
En el interín, la señora nos explicó cómo funcionan los turnos. Dan 3 por hora, pero suelen tener problemas con las máquinas, por lo que, para las 10, ya están atrasadas. Esto significa que el atraso se acumula.
"Yo le escribí tuits al jefe de gobierno, pero no respondió", dije. "Lo malo no lo responde" me dijeron los empleados, "pero capaz va a tomar mate a tu casa". En un papelito en la caja anunciaba que todos los trabajadores estaban en estado de asamblea por falta de compromisos laborales cumplidos.
La máquina se descolgó, terminó la carga, salieron los papeles impresos, y entonces nos pidieron que esperemos a que el juez de paz firmara todo, para avanzar. El juez de paz se fue cuando cantaron el número 49, y volvió en el 60. Esto implica que varias personas tuvieron que volver a sacar número, porque el que tenían pasó sin haber firmado los papeles. Gracias a jebús, teníamos el 63.
Alrededor de 12.20 cantaron mi número, me hicieron el control de datos y quedamos listos para el final del trámite. Este consiste en un box en donde te vuelven a preguntar un montón de cosas que ya repetiste, marcan los pulgares de ambas manos, y sacan foto del niño/a.
Y en ese momento, las palabras fatales, que marcarán a las generaciones venideras a sangre y fuego:
"Se cayó el sistema".
Aproximadamente a las 12.30, el sistema de todos los CGP de toda la Capital Federal se cayó. Al menos, eso dijeron. Y sugirieron que, si bien suele volver rápido, cuando se cae en todos al mismo tiempo "a veces ni vuelve".
Desolación. En ese momento, después de 2 citas, un total de 3 horas y media y contando, 4 números, varias colas y más de 100 mangos de estacionamiento, el trámite seguía sin terminar, y amenazaba con no terminar nunca. Mi hija aguantaba estóicamente, sin llorar, pero yo estaba al borde de las lágrimas.
Nos debatimos respecto de irnos, quedarnos, esperar, dinamitar todo; incluso especulamos con gritar "Y ahora, quién podrá defendernos?" a la espera de que Gómez Bolaños aparezca de atrás de una columna
... y en esos 45 minutos volvió el sistema!! VOLVIÓ, VAMOS CARAJO!!!!!!!!!
30 minutos más y afortunadamente llegamos a destino. "El DNI les va a llegar a su domicilio en 15 o 20 días hábiles".
13.30 fue el horario de salida.
Sé que a pesar del disclaimer con el que empezó el post pasado, muchos pensarán que esto es una chicana para con el Gobierno de la Ciudad. Y tienen razón. Es contra quienes gobiernan desde el Ejecutivo, desde el Legislativo, desde el Judicial; desde el oficialismo y la oposición. Y es también contra las demás dependencias, que a lo largo de los años me han tenido esperando en colas, sean radicales, peronistas, PRO o hinchas de Atlanta.
Y sobre todo es contra los que nos seguimos bancando que nos boludeen.
UPDATE: Llegó el DNI. En el plástico, la Ö aparece en mayúsculas...
El primer intento de anotar a nuestra hija en el Registro Civil había fallado en toda línea. Teníamos que volver a sacar turno, y llevar papeles que acreditaran que el apellido de mi señora era el que efectivamente es. Así lo hicimos. Fotocopias de la partida de nacimiento, y un viejo "DNI libretita verde" que tenía el apellido bien escrito, con diéresis.
Fuimos de nuevo al CGP lejano, en el nuevo turno que nos dieron, el jueves 30 de octubre, a las 10 AM. Y aquí empieza el verdadero viaje, la real e intensa odisea.
Nos dieron el número 7, e iban por el 3. Basado en experiencias anteriores, calculé que no ibamos a ser atendidos en menos de 1 hora. Esta vez estábamos los 3 porque, en teoría, foto y huellas dactilares mediante, salíamos con el trámite terminado. Así que mi hija, con menos de 4 semanas en este mundo, se dispuso a realizar por primera vez una actividad que, en el futuro, será corriente: hacer cola.
En mi sesión anterior yo había mandado sendos tuits a los responsables políticos de semejante despropósito administrativo, pero no había recibido respuesta, así que ni me gasté. Las 10 se hicieron las 11. Y a las 11, finalmente, nos llamaron.
Una empleada nos recibió y nos hizo pasar a un escritorio. Allí nos explicó "esta máquina está rota, así que yo les hago todo el papeleo, y después los llama una compañera mía y les hace la carga". Los papeles pasaron, y el DNI verde más la partida zanjaron el problema de la diéresis, que había sido el motivo por el que tuvimos que volver. Las cosas parecían mejorar.
"Tengan un poquito de paciencia y ya los llama mi compañera", nos dijeron. Ese poquito fue un rato, pero a eso de las 11.20 pasamos a una de las computadoras que si andaba.
Empezó la carga informatizada de los datos, al cabo de los cuáles, en teoría, teniamos que pasar a un control de los datos y a terminar foto y huellas. Pero en el interín, surgió un primer problema:
La diéresis.
¿Se acuerdan que la empleada se ufanó de haber hecho un montón de DNI con diéresis? Bueno, resulta que, en este caso, las diéresis sólo salían en minúscula. No había forma de ponerlo en mayúsculas. O sea que aquello tan sencillo, tan rutinario, tan común, se había transformado, nuevamente, en un problema.
"Sólo me queda en minúscula" se resignó la empleada, mientras que la que en la anterior jornada había dicho que era fácil, ahora no podía ayudar, aunque insistía: "en mi máquina si se puede". Aceptamos la minúscula. A todo esto, habían pasado las 12 del mediodía. Pero entonces sucedió otra cosa: a la señora se le colgó la máquina, quizás ofendida por haberla puteado tanto.
En el interín, la señora nos explicó cómo funcionan los turnos. Dan 3 por hora, pero suelen tener problemas con las máquinas, por lo que, para las 10, ya están atrasadas. Esto significa que el atraso se acumula.
"Yo le escribí tuits al jefe de gobierno, pero no respondió", dije. "Lo malo no lo responde" me dijeron los empleados, "pero capaz va a tomar mate a tu casa". En un papelito en la caja anunciaba que todos los trabajadores estaban en estado de asamblea por falta de compromisos laborales cumplidos.
La máquina se descolgó, terminó la carga, salieron los papeles impresos, y entonces nos pidieron que esperemos a que el juez de paz firmara todo, para avanzar. El juez de paz se fue cuando cantaron el número 49, y volvió en el 60. Esto implica que varias personas tuvieron que volver a sacar número, porque el que tenían pasó sin haber firmado los papeles. Gracias a jebús, teníamos el 63.
Alrededor de 12.20 cantaron mi número, me hicieron el control de datos y quedamos listos para el final del trámite. Este consiste en un box en donde te vuelven a preguntar un montón de cosas que ya repetiste, marcan los pulgares de ambas manos, y sacan foto del niño/a.
Y en ese momento, las palabras fatales, que marcarán a las generaciones venideras a sangre y fuego:
"Se cayó el sistema".
Aproximadamente a las 12.30, el sistema de todos los CGP de toda la Capital Federal se cayó. Al menos, eso dijeron. Y sugirieron que, si bien suele volver rápido, cuando se cae en todos al mismo tiempo "a veces ni vuelve".
Desolación. En ese momento, después de 2 citas, un total de 3 horas y media y contando, 4 números, varias colas y más de 100 mangos de estacionamiento, el trámite seguía sin terminar, y amenazaba con no terminar nunca. Mi hija aguantaba estóicamente, sin llorar, pero yo estaba al borde de las lágrimas.
Nos debatimos respecto de irnos, quedarnos, esperar, dinamitar todo; incluso especulamos con gritar "Y ahora, quién podrá defendernos?" a la espera de que Gómez Bolaños aparezca de atrás de una columna
... y en esos 45 minutos volvió el sistema!! VOLVIÓ, VAMOS CARAJO!!!!!!!!!
30 minutos más y afortunadamente llegamos a destino. "El DNI les va a llegar a su domicilio en 15 o 20 días hábiles".
13.30 fue el horario de salida.
Sé que a pesar del disclaimer con el que empezó el post pasado, muchos pensarán que esto es una chicana para con el Gobierno de la Ciudad. Y tienen razón. Es contra quienes gobiernan desde el Ejecutivo, desde el Legislativo, desde el Judicial; desde el oficialismo y la oposición. Y es también contra las demás dependencias, que a lo largo de los años me han tenido esperando en colas, sean radicales, peronistas, PRO o hinchas de Atlanta.
Y sobre todo es contra los que nos seguimos bancando que nos boludeen.
UPDATE: Llegó el DNI. En el plástico, la Ö aparece en mayúsculas...
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