martes, 25 de enero de 2011

Habemus miraculum

Para Ceci; vos sos, las demás intentan.


La definición de la Real (Católica) Academia Española respecto de milagro es: "hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino". En definitiva, la forma en la que se manifiesta el amor de Dios.

Ustedes saben que, aquí en la Varietè, mitad por crianza y mitad por creencia somos medio creyentes. Unos creyentes.. raros. Creyentes que no saben bien por qué. Pero en fin.

Lo que queremos decir es que la definición etimológica es un tanto más interesante. Dice Wikipedia: "Los latinos llamaban miraculum a aquellas cosas prodigiosas que escapaban a su entendimiento, como los eclipses, las estaciones del año y las tempestades. Así entonces, miraculum proviene de mirari, que en latín significa contemplar con admiración, con asombro o con estupefacción".

Interesante. habla de la capacidad de asombro, de aquello que nunca viste, que no entendés, que te supera. De aquellas cosas que suelen no repetirse. Espectáculos majestuosos.

Y sin embargo ¿Existen milagros pequeños? ¿Podemos decir que hay milagros todos los días? "Toda pulgada cúbica de espacio es un milagro" dijo alguna vez Walt Whitman, que no era precisamente católico.

¿El milagro es algo prodigioso? ¿O eso depende más de quién mira?

Supongo que no todas las caricias te producen una sonrisa, ni todas las canciones te alegran hasta las lágrimas, ni todas las tragedias te fruncen el entrecejo. El "pequeño milagro" se da cuando esa cosa pequeña sucede en un momento gigante. Justo a tiempo.

Y lo más milagroso del milagro es que no puede fabricarse. Es producto de la emoción, pura, instantánea e inmediata. Por eso los científicos desconfían, y los religiosos se lo atribuyen. La clave de los milagros es que suceden sin que nadie los piense. Antes del pensamiento mismo.

Lo más increíble de los milagros es que suceden viviendo. Intenten no perdérselos.

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