El inventor de la felicidad tenía cierto cinismo, hay que reconocerlo. El tipo (o la tipa, no se me pongan así) sabía que iba a ser necesario que la pasáramos mal, para pasarla bien.
Ok, mis seguidores católicos me dirán que nos la buscamos, por comer del árbol que no nos correspondía. Esa historia me suena cada vez menos... y las otras religiones no tienen nada mucho mejor, por lo poco que se.
Digo entonces, todos los felices fueron alguna vez desdichados. Por ejemplo, yo ahora soy feliz en términos generales (gran frase para anticipar que ahora mismo no lo soy), pero ahora mismo no lo soy. Por que? No viene mucho al caso.
Uno empieza a pensar esas giladas cuando está solo y quiere estar acompañado. No, Ariel?
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