jueves, 10 de diciembre de 2015

Ideas vivas

Yo creo en la honestidad intelectual de las personas ¿Está mal?

Yo tengo mi opinión. Durante la existencia de este blog he criticado lo que me parecía criticable, de quién fuera. Como muestra, varios links que señalan cuestiones que me parecen erradas, chotas, etc.

Más allá de las críticas, hubiese preferido que no gane Macri. Lo vivo en la Ciudad, lo anticipo en las personas que conforman su equipo. Es una de esas veces en que lo mejor será que esté equivocado, y que el PRO haga un gran gobierno.

No es que Scioli me hubiese hecho más feliz. Soy de la Provincia de Buenos Aires. No me olvidé de eso. Creo que con Scioli podría haber habido más espacio para defender ciertas cuestiones que merecen ser defendidas. Pero ni siquiera estoy seguro de eso, tampoco.

Tampoco otros que en su momento fueron mencionados como posibles candidatos del kirchnerismo. De hecho, mi voto en primera vuelta fue a Nicolás Del Caño; igual que hace tiempo, mi voto fue a la izquierda.

Sin embargo, han visto, hablo poco de mis elecciones personales. Las establecí arriba como para sacarlas del medio. Pero me interesan más los fenómenos generales.

Como fenómeno general, no puedo evitar mencionar (y sorprenderme ante) esta cosa que sugiere que es de pelotudo/cheto/planero/choripanero/garca/ pensar diferente. Me preocupa mucho, pero en serio.

Un gran amigo, docente, y catequista, me dijo una vez, cuando yo era un jovenzuelo y mi fe católica flaqueaba, que "una fe sin dudas es una fe muerta". Él, creyente, tenía dudas todos los días, pero su fe, aunque flaqueaba, se fortalecía de esas dudas.

Más allá de que la comparación con la fe puede no ser exacta, rescato esto: la idea de estar siempre pensando "¿y si no tengo razón? ¿y si estoy pifiando?"

"La duda es uno de los nombres de la inteligencia", dicen que dijo Borges. Sin embargo no nos permitimos dudar. Y aquí no acepto la tercera persona. A nadie le "impiden" pensar. Es más cómodo, es más fácil, es más barato. Pero no está prohibido.

Sin embargo, a nadie le cabe duda de que quienes apoyan a Macri son "La Patria Sojera", "Garcas de Recoleta"; y quienes ayer llenaron la Plaza de Mayo en apoyo a Cristina son "Acomodaticios", "La Cámpora", "Planeros", etc. Por supuesto, luego de eso todos llaman a la unidad y cantan "Argentina, Argentina" a viva voz.

Yo podría decir que admiro sus convicciones. Pero sería mentira. En el fondo, sospecho de ellas. Sospecho de aquellos que, en ningún momento, expresaron una duda, realizaron una crítica, señalaron un error en su espacio. Sospecho de quienes creen que cualquier cambio será mejor.

Dudo, bah.

Dudo y me pregunto y me informo y opino y acierto y escucho y me equivoco y vuelvo a dudar.

Probablemente no haré ningún aporte fundamental a la sociedad moderna, seguramente no me da el cuero. Pero no le voy a sacar el cuerpo a la responsabilidad que tengo de pensar colectivamente por mi país. Una responsabilidad que tengo porque tengo laburo, tengo casa, morfo todos los días, me ducho cuando yo quiero, y pude estudiar sin preocuparme por la guita.

Los invito a dudar. Los invito a preguntarse si no estarán equivocados. Lo que no significa dejarse convencer. Ni dejar de luchar por las convicciones.

Significa, como decía mi amigo Daniel, no permitir que se nos mueran las ideas.







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