miércoles, 3 de febrero de 2016

Violencia

Hace dos posts escribimos respecto de la iniciativa Campaign Zero, que plantea la eliminación de la violencia policial en Estados Unidos. En esa misma nota linkeamos un contenido anterior, con 9 reglas de trabajo policial, escritas en Inglaterra a principios de 1800.

Hoy sale una muy buena nota de opinión en el diario La Nación, firmada por Fernanda Sandez. En lugar de explicar, extraigo dos fragmentos:

"Ya lo decía Eco en su maravilloso Construir al enemigo: "No es necesario alcanzar los delirios de 1984 para reconocernos como seres que necesitan a un enemigo. Estamos viendo lo que puede el miedo a los nuevos flujos migratorios. Ampliando a toda una etnia las características de algunos de sus miembros que viven en una situación de marginación, se está construyendo hoy en día la imagen del enemigo"

"Las balas contra los chicos no se explican, no se justifican, no se toleran. El tiro al pichón no puede ser sino eso: la frontera a partir de la cual el universo que conocemos comience a deshacerse. Caso contrario, estaremos atravesando la clase de límite que, como sociedad, más nos valdría no cruzar".

Las balas contra los chicos no se toleran.

Hay un detalle muy importante. En el caso particular del que habla la nota, en donde, en circunstancias que se investigan, la Gendarmería Nacional le disparó a integrantes de una murga, muchos de ellos niños, se entiende que la mayoría de ellos (los niños, sus madres, etc) no representaban un peligro, ni se interponían en el camino de los agentes. Esto, como digo, aun se está investigando, pero parece ser que los disparos a los murgueros fueron gratuitos.

Ahora, supongamos que no. Supongamos que los niños que recibieron balazos de goma (y, dicen, de plomo) son agentes del mal. Que son accesorios del negocio de las drogas. O lo que fuere. Aún así SON CHICOS.

Que sea necesaria esta aclaración es tremendo. Que haga falta explicar que a los niños no se les puede disparar bajo ninguna circunstancia, que la responsabilidad del estado es garantizar los derechos de este grupo vulnerable que son los niños, es aterrador.

El nivel de inoperancia con que debe contar la Fuerza a la que haya que explicarle que a los nenes no se les dispara amerita sin dudas la profunda revisión de dicha fuerza y de sus autoridades.

Nota final: soy padre. Ustedes lo saben. Esto no modifica mis ideas respecto de la infancia, de su vulnerabilidad, de su fundamental importancia en el éxito de las sociedades.

Pero no pude evitar pensar en que hubiese pasado si alguien le disparaba a mi hija. La imagen se presentó en mi cabeza, a mi pesar. No me gustó nada.




No hay comentarios: