Hay que tener mucho cuidado en tiempos de elecciones, amigos. Yo simplemente les voy a dejar por acá esto:
Luego de las PASO Mauricio Macri salió a negar un eventual frente electoral con Massa, a quién considero "parte del peronismo". Esto es correcto. Massa es, efectivamente, peronista.
Massa era peronista hace 2 años, también. En esa oportunidad, Macri hizo un frente con Massa, que le propició una derrota al kirchnerismo. Fue un frente que se desactivó rápidamente, como no podía ser de otra forma, dado que ambos son rivales en las presidenciales.
Como ven, las cosas son de una manera un día, y de otra manera al siguiente.
martes, 28 de abril de 2015
miércoles, 22 de abril de 2015
La mirada del otro
Leemos hoy esta nota de Eduardo Levy Yeyati, economista que respetamos mucho y con el que tenemos más acuerdos que disensos (no que a él le importe, claro).
Extractamos una parte:
"Una sociedad moderna, democrática y republicana no necesita un dictador benevolente ni un superlíder con superpoderes a la manera de las débiles democracias delegativas que describió Guillermo O'Donnell.
Necesita, en todo caso, una red de líderes múltiples, referentes sociales que, cada uno desde su lugar, lideren con la acción, reencauzando nuestro esfuerzo solidario del desarrollo.
Políticos que piensen en la década antes que en las elecciones de octubre, empresarios que exijan más productividad antes que menos impuestos, sindicalistas que luchen por más y mejor empleo antes que por una porción más grande de un producto menguante, intelectuales que generen ideas y consensos para alimentar el debate y la política pública."
Coincidimos, en términos generales, con la proposición. Pero preguntamos más allá: ¿por qué los políticos piensan en octubre y no en la década?
En la respuesta, entendemos, aparecerá inevitablemente el tema recurrente en la Varietè: los incentivos
Esa red de líderes múltiples debería mantenerse muy firme ante tentaciones de poder que necesariamente llegarán. Hemos visto muchos ejemplos en contrario.
Yeyati menciona "la mirada del otro". Y aquí está la clave. El otro somos nosotros. Los líderes no pueden reencauzar esfuerzos solidarios si nosotros nos cagamos en todo lo que se mueve. Y, precisamente, si a nosotros no nos importa un bledo, nuestros líderes entenderán el mensaje, y obrarán en consecuencia.
Creo que lo que quiero decir es que no tenemos esa clase de liderazgo porque, si bien en la corta puede funcionar, en la larga termina haciendo agua. Terminamos recurriendo al caudillo, al dictador benévolo. Si seguimos insistiendo con el nombre por sobre la estructura, por algo es. Las PASO son un ejemplo. En la mayoría, o bien hay sólo un candidato, o bien hay varios, pero sólo uno tiene el apoyo y la anuencia del caudillo mayor. Y si ese caudillo no se pronunció, todos pugnan por recibir esa bendición.
Si, en cambio, nosotros nos negamos a "naturalizar el oportunismo", en la larga los que ocupen posiciones de poder tendrán la cancha marcada. Si nosotros pensamos en la década, en lugar de, por ejemplo, el famoso "voto cuota" de la segunda presidencia del Carlos, entonces nuestros líderes van a tener otros incentivos. Se van a seguir equivocando, pero la óptica va a ser distinta.
Mientras eso no pase...
(Si, nos atrevemos a agregarle algo a la nota de Levy Yeyati. Caraduras, no lo duden. Y léanlo a Eduardo, que sabe mucho)
Extractamos una parte:
"Una sociedad moderna, democrática y republicana no necesita un dictador benevolente ni un superlíder con superpoderes a la manera de las débiles democracias delegativas que describió Guillermo O'Donnell.
Necesita, en todo caso, una red de líderes múltiples, referentes sociales que, cada uno desde su lugar, lideren con la acción, reencauzando nuestro esfuerzo solidario del desarrollo.
Políticos que piensen en la década antes que en las elecciones de octubre, empresarios que exijan más productividad antes que menos impuestos, sindicalistas que luchen por más y mejor empleo antes que por una porción más grande de un producto menguante, intelectuales que generen ideas y consensos para alimentar el debate y la política pública."
Coincidimos, en términos generales, con la proposición. Pero preguntamos más allá: ¿por qué los políticos piensan en octubre y no en la década?
En la respuesta, entendemos, aparecerá inevitablemente el tema recurrente en la Varietè: los incentivos
Esa red de líderes múltiples debería mantenerse muy firme ante tentaciones de poder que necesariamente llegarán. Hemos visto muchos ejemplos en contrario.
Yeyati menciona "la mirada del otro". Y aquí está la clave. El otro somos nosotros. Los líderes no pueden reencauzar esfuerzos solidarios si nosotros nos cagamos en todo lo que se mueve. Y, precisamente, si a nosotros no nos importa un bledo, nuestros líderes entenderán el mensaje, y obrarán en consecuencia.
Creo que lo que quiero decir es que no tenemos esa clase de liderazgo porque, si bien en la corta puede funcionar, en la larga termina haciendo agua. Terminamos recurriendo al caudillo, al dictador benévolo. Si seguimos insistiendo con el nombre por sobre la estructura, por algo es. Las PASO son un ejemplo. En la mayoría, o bien hay sólo un candidato, o bien hay varios, pero sólo uno tiene el apoyo y la anuencia del caudillo mayor. Y si ese caudillo no se pronunció, todos pugnan por recibir esa bendición.
Si, en cambio, nosotros nos negamos a "naturalizar el oportunismo", en la larga los que ocupen posiciones de poder tendrán la cancha marcada. Si nosotros pensamos en la década, en lugar de, por ejemplo, el famoso "voto cuota" de la segunda presidencia del Carlos, entonces nuestros líderes van a tener otros incentivos. Se van a seguir equivocando, pero la óptica va a ser distinta.
Mientras eso no pase...
(Si, nos atrevemos a agregarle algo a la nota de Levy Yeyati. Caraduras, no lo duden. Y léanlo a Eduardo, que sabe mucho)
miércoles, 8 de abril de 2015
Movimiento por la Independencia (Parte 2)
(Si usted llegó a este post por casualidad, lea primero este otro)
- No pretendo colocarme en una postura similar a aquellos lobos, vándalos separatistas, que intentan aterrorizar a humanos y privarnos de las metas conseguidas hasta hoy - Ian disfrazaba sus intenciones con un manto de civilidad, pensó Rolph - ¡pero tampoco es posible que sigamos navegando en el sopor de nuestras comodidades burguesas y entreguemos a cambio la escencia de nuestra raza!
Un grupo de perros empezó a aullar sonoramente, mientras el resto gruñía o se limitaba a lamerse las patas.
- Es hora de reivindicar nuestras banderas más primordiales ¿Cómo es posible que sigamos aceptando comer los restos de lo que los humanos comen? ¿Vivir en departamentos de 24 metros cuadrados? Algunos de nuestros camaradas nunca pisaron un césped. Nunca probaron un hueso vacuno ¡Semejantes actitudes nos degradan, y no podemos permitirlas ya más!
Ian cerró su intervención con la cruz erizada y el ceño fruncido. Nuevamente se reanudaron los aullidos de apoyo.
Rolph, que además de perro era un viejo zorro, intervino inmediatamente, y le cedió la palabra a Draco.
Draco era un doberman aliado de Rolph en la Hermandad. Veterano, color negro profundo, con un ladrido ronco que connotaba experiencia. La mayoría de los miembros del capítulo pensarían dos veces antes de enfrentarse en un debate verbal con Draco.
- Lo que el camarada Ian dice es tan inspirador como falso - arrancó Draco, y se hizo un silencio sepulcral - Vamos, camaradas ¿Restos? Quizás en otra época. Hoy los humanos gastan 55 mil millones de dólares por año en la industria de las mascotas, de los cuáles 23 mil millones son en comida, sólo en Estados Unidos. Cada uno de nosotros le cuesta a su amo casi US$ 9000 en su vida. Por cada uno que vive hacinado, hay cientos que corren por césped fresco, libres de predadores y con comida y techo asegurados. Y si no, de los aquí presentes, alcen la mano aquellos que han tenido que olisquear la basura por otros motivos que no sean el de despistar a los humanos de nuestras participaciones en la HP - Ian rechinaba los dientes mientras la mayoría de la Asamblea festejaba y vitoreaba.
- Nuestros padres fundadores tomaron este estilo de vida. No lo malogremos por un puñado de falsas expectativas - cerró Draco.
Wolf, un perro lobo checoslovaco aliado de Ian, empezó a hablar sin siquiera esperar la cesión de la palabra
- Lo que escuchan, camaradas, es la voz de la oligarquía perruna, dispuesta a someter al resto para no perder ventajas por las que no ha luchado, dispuesta a permitir que los animales sean mercancías en un sistema capitalista que todo lo vende. No debemos permitir que estas clases rancias impidan la consecución de objetivos históricos de la Hermandad...- Wolf atacó sin mesura, y Draco se apresuró a responder
- Disculpe, concejal Wolf, pero creo que siempre ha sido premisa de esta Asamblea no insultar a sus participantes... - dijo, pero Wolf le espetó - ¿Y acaso usted no llamó mentiroso al concejal Ian?
- Camaradas, debo recordarles que estamos aquí para definir el futuro de la Hermandad - terció Rolph, quién veía como la discusión se le iba de las manos - No debemos dejarnos llevar por las pasiones, sino analizar esto con frialdad y lógica. Ahora bien, concejal Wolf, hizo uso de la palabra sin que yo se la diera. Le pido que, en el futuro, no repita esta actitud - cerró, y aprovechó para aleccionar a su contrincante, que paraba la cola y mostraba los dientes en dirección de Draco.
- Pido la palabra, señor presidente - expresó Kin, un labrador gordo y grandote con cara de bonachón y bien comido - Creo que estamos ante la misma disyuntiva que, hace miles de años, encararon nuestros padres fundadores. A diferencia de otras especies (los gatos, sin ir más lejos) hemos aprendido a convivir con los humanos de una forma que nos es beneficiosa a ambos. Es cierto que muchos camaradas viven en situaciones de inimaginable dolor. Es necesario que hagamos algo por ellos. Pero no creo que la Independencia sea el camino. Por el contrario, creo que será nuestra ruina. La vida de nuestra especie ha mejorado sensiblemente, y propongo como moción que se mantenga así, al menos hasta la próxima Asamblea. Como adenda, considero necesario que se lleve a cabo un censo para determinar las condiciones de vida de nuestros camaradas, como primer paso hacia una resolución definitiva del conflicto.
Rolph y Kin no eran amigos. De hecho, Rolph consideraba que Kin era demasiado laxo con los Independentistas. Pero había resumido impecablemente el deseo de los conservadores.
Moción del concejal Kin, por la positiva - dijo Rolph, y la mayoría de los presentes ladró. Sólo Ian, Wolf y algunos pocos más quedaron en silencio.
- Se aprueba entonces la moción. Siguiente tema, camaradas.
- No pretendo colocarme en una postura similar a aquellos lobos, vándalos separatistas, que intentan aterrorizar a humanos y privarnos de las metas conseguidas hasta hoy - Ian disfrazaba sus intenciones con un manto de civilidad, pensó Rolph - ¡pero tampoco es posible que sigamos navegando en el sopor de nuestras comodidades burguesas y entreguemos a cambio la escencia de nuestra raza!
Un grupo de perros empezó a aullar sonoramente, mientras el resto gruñía o se limitaba a lamerse las patas.
- Es hora de reivindicar nuestras banderas más primordiales ¿Cómo es posible que sigamos aceptando comer los restos de lo que los humanos comen? ¿Vivir en departamentos de 24 metros cuadrados? Algunos de nuestros camaradas nunca pisaron un césped. Nunca probaron un hueso vacuno ¡Semejantes actitudes nos degradan, y no podemos permitirlas ya más!
Ian cerró su intervención con la cruz erizada y el ceño fruncido. Nuevamente se reanudaron los aullidos de apoyo.
Rolph, que además de perro era un viejo zorro, intervino inmediatamente, y le cedió la palabra a Draco.
Draco era un doberman aliado de Rolph en la Hermandad. Veterano, color negro profundo, con un ladrido ronco que connotaba experiencia. La mayoría de los miembros del capítulo pensarían dos veces antes de enfrentarse en un debate verbal con Draco.
- Lo que el camarada Ian dice es tan inspirador como falso - arrancó Draco, y se hizo un silencio sepulcral - Vamos, camaradas ¿Restos? Quizás en otra época. Hoy los humanos gastan 55 mil millones de dólares por año en la industria de las mascotas, de los cuáles 23 mil millones son en comida, sólo en Estados Unidos. Cada uno de nosotros le cuesta a su amo casi US$ 9000 en su vida. Por cada uno que vive hacinado, hay cientos que corren por césped fresco, libres de predadores y con comida y techo asegurados. Y si no, de los aquí presentes, alcen la mano aquellos que han tenido que olisquear la basura por otros motivos que no sean el de despistar a los humanos de nuestras participaciones en la HP - Ian rechinaba los dientes mientras la mayoría de la Asamblea festejaba y vitoreaba.
- Nuestros padres fundadores tomaron este estilo de vida. No lo malogremos por un puñado de falsas expectativas - cerró Draco.
Wolf, un perro lobo checoslovaco aliado de Ian, empezó a hablar sin siquiera esperar la cesión de la palabra
- Lo que escuchan, camaradas, es la voz de la oligarquía perruna, dispuesta a someter al resto para no perder ventajas por las que no ha luchado, dispuesta a permitir que los animales sean mercancías en un sistema capitalista que todo lo vende. No debemos permitir que estas clases rancias impidan la consecución de objetivos históricos de la Hermandad...- Wolf atacó sin mesura, y Draco se apresuró a responder
- Disculpe, concejal Wolf, pero creo que siempre ha sido premisa de esta Asamblea no insultar a sus participantes... - dijo, pero Wolf le espetó - ¿Y acaso usted no llamó mentiroso al concejal Ian?
- Camaradas, debo recordarles que estamos aquí para definir el futuro de la Hermandad - terció Rolph, quién veía como la discusión se le iba de las manos - No debemos dejarnos llevar por las pasiones, sino analizar esto con frialdad y lógica. Ahora bien, concejal Wolf, hizo uso de la palabra sin que yo se la diera. Le pido que, en el futuro, no repita esta actitud - cerró, y aprovechó para aleccionar a su contrincante, que paraba la cola y mostraba los dientes en dirección de Draco.
- Pido la palabra, señor presidente - expresó Kin, un labrador gordo y grandote con cara de bonachón y bien comido - Creo que estamos ante la misma disyuntiva que, hace miles de años, encararon nuestros padres fundadores. A diferencia de otras especies (los gatos, sin ir más lejos) hemos aprendido a convivir con los humanos de una forma que nos es beneficiosa a ambos. Es cierto que muchos camaradas viven en situaciones de inimaginable dolor. Es necesario que hagamos algo por ellos. Pero no creo que la Independencia sea el camino. Por el contrario, creo que será nuestra ruina. La vida de nuestra especie ha mejorado sensiblemente, y propongo como moción que se mantenga así, al menos hasta la próxima Asamblea. Como adenda, considero necesario que se lleve a cabo un censo para determinar las condiciones de vida de nuestros camaradas, como primer paso hacia una resolución definitiva del conflicto.
Rolph y Kin no eran amigos. De hecho, Rolph consideraba que Kin era demasiado laxo con los Independentistas. Pero había resumido impecablemente el deseo de los conservadores.
Moción del concejal Kin, por la positiva - dijo Rolph, y la mayoría de los presentes ladró. Sólo Ian, Wolf y algunos pocos más quedaron en silencio.
- Se aprueba entonces la moción. Siguiente tema, camaradas.
lunes, 6 de abril de 2015
Movimiento por la Independencia
El planeta era la Tierra. El continente, el país, no vienen al caso. La ciudad, sólo podemos decir, era grande. Una megalópolis, de esas que albergan a más gente de la conveniente.
Semejante infierno de modernidad nunca está sereno. Sin embargo, este callejón, en este rincón sucio, estaba solitario, silencioso. Galpones que durante el día veían el trajinar de obreros y camiones se erguían ahora, imponentes, callados, sombríos. Un olor agridulce de basura crecía en las veredas. Llovía.
Un callejón terminaba en una puerta. Cualquiera que conociera el barrio diría que ése recoveco no existía. Aún los más antiguos vecinos no lo recordaban. Como si estuviera, pero no estuviera.
Un perro caminaba por la calle olisqueando la basura. Estaba empapado y parecia callejero, pero no lucía desnutrido, y el pelaje era parejo y reluciente a pesar del agua. El perro parecía distraído, pero cuando llegó al callejón entró y se dirigió a la puerta al final sin dudarlo. Como si hubiera estado disimulando.
Cuando llegó, levantó una pata y golpeó.
- Llega tarde, concejal
- Disculpen. Pensé que me seguían.
El recién llegado y su anfitrión bajaron una escalera empinada, y llegaron a un subsuelo. Abrieron una puerta e ingresaron a una sala fuertemente iluminada. El olor a pelo mojado hubiese sido intolerable para un ser humano, pero para los presentes era sólo una noche lluviosa más.
- Llegó el concejal Marcel, podemos empezar, camaradas.
La habitación tenía platos con alimento balanceado y bowls con agua. Adentro, más de 50 perros de todas las razas conversaban casualmente a la espera de la reunión.
No se trataba de una reunión más. El capítulo de la Hermandad Perruna de esta ciudad era fundamental, ya que el tema a tratar era el que, una vez cada 25 años, se trataba en todos los capítulos de la Hermandad: la Independencia.
No quiero confundirlos. Existen evidencias de que los perros convivían con los humanos desde hace ya 12.000 años por lo menos, y que la "domesticación" de los perros fue en realidad una adaptación espontánea de estos a la vida humana. Lo que no se sabe, y la Hermandad pugna por mantener oculto, es que esa adaptación fue una decisión calculada de los primeros perros. Y que el calculo se repite, desde entonces, cada 25 años. Claro, al principio las reuniones eran menos regulares, menos organizadas, pero de a poco la HP fue considerando necesario organizarse, reclutar nuevos hermanos, y abrir nuevos capítulos en las diferentes ciudades. Se cree que el primer capítulo existió en África, junto con el estallido de las razas "homo", que luego poblaron la Tierra.
- La sesión entra en orden. Los temas a tratar serán mencionados por el secretario del Capítulo, concejal Simón - dijo un pastor alemán de gran porte, y señaló al anfitrión, un terrier petiso y con mirada intensa.
- Gracias, presidente Rolph - dijo el secretario, y prosiguió - los temas son el aumento de camaradas sin hogar, la resistencia a las prendas de vestir, y el más importante: la renovación del Acuerdo de Convivencia versus su destrucción y la adopción de un Movimiento de Independencia - terminó de decir esta frase y el pelo en los lomos de los presentes se erizó. La sola mención de esa frase causaba ansiedad, miedo.
La decisión de incorporarse a los primeros asentamientos humanos no se logró sin disenso. La mayoría de los perros entendió que un enfrentamiento con los primeros hombres hubiese significado la desaparición de la subespecie, y muy posiblemente de otras especies asociadas. Se optó entonces por un movimiento coordinado seducción, en el cuál el perro pasaría a ser "el mejor amigo del hombre" y su permanencia sobre la faz de la tierra estaría garantizada por esa relación de amistad.
Quienes se opusieron (lobos, perros salvajes) entendieron que esa sumisión era demasiado, y preferían extinguir a la especie entera antes que relegarse a una posición inferior. Obviamente, su postura fue desatendida, y hoy permanecen como marginales, siempre acechados por escopetas y carabinas.
Sin embargo, dentro mismo de la HP existen tendencias separatistas, e incluso hay concejales en varios capítulos a lo largo del mundo que sostienen la necesidad de rebelarse contra la autoridad humana, con planes que van desde la ocupación de bosques y selvas hasta la invasión de ciudades mismas. Varios tienen incluso mapas y planos de "Canipolis", la ciudad de los perros.
El concejal Marcel, un ovejero belga, estaba realizando una cerrada defensa del derecho de los perros a recurrir exclusivamente a su pelaje para protegerse.
- En síntesis, debemos resistir serena pero firmemente el uso de ropas diseñadas para humanos y adaptadas a las características físicas de los canes, ya que degradan nuestra capacidad de adaptación, demostrada por milenios de supervivencia. Muchas Gracias.
- Muchas Gracias, concejal Marcel. Pasamos ahora al siguiente y, si se me permite la adjetivación, más crucial de los temas en agenda: La Independencia - el presidente Rolph era un político brillante, y solía utilizar su posición de poder para sesgar el debate en los temas que le interesaban. La verdad es que las remeritas que las señoras acomodadas les pusieran a sus caniches toy le tenían sin cuidado, pero el Movimiento de Independencia era fundamental y Rolph, con 7 años y una cómoda casa en las afueras, no estaba dispuesto a que los independentistas, liderados por Ian, un joven terrier irlandés, le arrebataran sus siestas en el parque.
(Continuará)
Semejante infierno de modernidad nunca está sereno. Sin embargo, este callejón, en este rincón sucio, estaba solitario, silencioso. Galpones que durante el día veían el trajinar de obreros y camiones se erguían ahora, imponentes, callados, sombríos. Un olor agridulce de basura crecía en las veredas. Llovía.
Un callejón terminaba en una puerta. Cualquiera que conociera el barrio diría que ése recoveco no existía. Aún los más antiguos vecinos no lo recordaban. Como si estuviera, pero no estuviera.
Un perro caminaba por la calle olisqueando la basura. Estaba empapado y parecia callejero, pero no lucía desnutrido, y el pelaje era parejo y reluciente a pesar del agua. El perro parecía distraído, pero cuando llegó al callejón entró y se dirigió a la puerta al final sin dudarlo. Como si hubiera estado disimulando.
Cuando llegó, levantó una pata y golpeó.
- Llega tarde, concejal
- Disculpen. Pensé que me seguían.
El recién llegado y su anfitrión bajaron una escalera empinada, y llegaron a un subsuelo. Abrieron una puerta e ingresaron a una sala fuertemente iluminada. El olor a pelo mojado hubiese sido intolerable para un ser humano, pero para los presentes era sólo una noche lluviosa más.
- Llegó el concejal Marcel, podemos empezar, camaradas.
La habitación tenía platos con alimento balanceado y bowls con agua. Adentro, más de 50 perros de todas las razas conversaban casualmente a la espera de la reunión.
No se trataba de una reunión más. El capítulo de la Hermandad Perruna de esta ciudad era fundamental, ya que el tema a tratar era el que, una vez cada 25 años, se trataba en todos los capítulos de la Hermandad: la Independencia.
No quiero confundirlos. Existen evidencias de que los perros convivían con los humanos desde hace ya 12.000 años por lo menos, y que la "domesticación" de los perros fue en realidad una adaptación espontánea de estos a la vida humana. Lo que no se sabe, y la Hermandad pugna por mantener oculto, es que esa adaptación fue una decisión calculada de los primeros perros. Y que el calculo se repite, desde entonces, cada 25 años. Claro, al principio las reuniones eran menos regulares, menos organizadas, pero de a poco la HP fue considerando necesario organizarse, reclutar nuevos hermanos, y abrir nuevos capítulos en las diferentes ciudades. Se cree que el primer capítulo existió en África, junto con el estallido de las razas "homo", que luego poblaron la Tierra.
- La sesión entra en orden. Los temas a tratar serán mencionados por el secretario del Capítulo, concejal Simón - dijo un pastor alemán de gran porte, y señaló al anfitrión, un terrier petiso y con mirada intensa.
- Gracias, presidente Rolph - dijo el secretario, y prosiguió - los temas son el aumento de camaradas sin hogar, la resistencia a las prendas de vestir, y el más importante: la renovación del Acuerdo de Convivencia versus su destrucción y la adopción de un Movimiento de Independencia - terminó de decir esta frase y el pelo en los lomos de los presentes se erizó. La sola mención de esa frase causaba ansiedad, miedo.
La decisión de incorporarse a los primeros asentamientos humanos no se logró sin disenso. La mayoría de los perros entendió que un enfrentamiento con los primeros hombres hubiese significado la desaparición de la subespecie, y muy posiblemente de otras especies asociadas. Se optó entonces por un movimiento coordinado seducción, en el cuál el perro pasaría a ser "el mejor amigo del hombre" y su permanencia sobre la faz de la tierra estaría garantizada por esa relación de amistad.
Quienes se opusieron (lobos, perros salvajes) entendieron que esa sumisión era demasiado, y preferían extinguir a la especie entera antes que relegarse a una posición inferior. Obviamente, su postura fue desatendida, y hoy permanecen como marginales, siempre acechados por escopetas y carabinas.
Sin embargo, dentro mismo de la HP existen tendencias separatistas, e incluso hay concejales en varios capítulos a lo largo del mundo que sostienen la necesidad de rebelarse contra la autoridad humana, con planes que van desde la ocupación de bosques y selvas hasta la invasión de ciudades mismas. Varios tienen incluso mapas y planos de "Canipolis", la ciudad de los perros.
El concejal Marcel, un ovejero belga, estaba realizando una cerrada defensa del derecho de los perros a recurrir exclusivamente a su pelaje para protegerse.
- En síntesis, debemos resistir serena pero firmemente el uso de ropas diseñadas para humanos y adaptadas a las características físicas de los canes, ya que degradan nuestra capacidad de adaptación, demostrada por milenios de supervivencia. Muchas Gracias.
- Muchas Gracias, concejal Marcel. Pasamos ahora al siguiente y, si se me permite la adjetivación, más crucial de los temas en agenda: La Independencia - el presidente Rolph era un político brillante, y solía utilizar su posición de poder para sesgar el debate en los temas que le interesaban. La verdad es que las remeritas que las señoras acomodadas les pusieran a sus caniches toy le tenían sin cuidado, pero el Movimiento de Independencia era fundamental y Rolph, con 7 años y una cómoda casa en las afueras, no estaba dispuesto a que los independentistas, liderados por Ian, un joven terrier irlandés, le arrebataran sus siestas en el parque.
(Continuará)
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