Dato: la educación, en la Argentina al menos, no premia la excelencia. Al menos, no sistemáticamente.
De lo vivido como docente y alrededor de docentes puedo contar, ni más ni menos, que experiencias directas. Y de ellas se desprende que, al final del año, en la carpeta de actuación profesional, todos los docentes son iguales. Todos tienen 10 felicitado.
Es cierto que muchos docentes se toman atribuciones que están al filo de lo reglamentario, e incluso a veces por fuera de él. La toma de licencias es, en algunos casos, bochornosa.Pero la solución no es el presentismo. Muchas de esas licencias son válidas, necesarias incluso. Y esas personas también perderían el dinero extra que, en realidad, debería estar incluído en el sueldo. El salario de los maestros se paga por cumplir, no por cumplir más o menos.
Pero además el problema es más profundo. En la consideración de los directivos, el docente cumplidor, presente, responsable, capaz; y el faltador, poco preparado e irresponsable son diferentes, pero en los resortes oficiales de evaluación la diferencia es poca. Esto se suma a inspectores que intiman a docentes a aprobar a sus alumnos y ponen miles de trabas a aquellos que insisten en desaprobar ¿Por qué un docente, como resultado de su responsabilidad, va a ser castigado teniendo que llenar planillas y dar clases hasta el 30 de diciembre?
"El presentismo es para ellos!" dirá cualquier distraído. Pero no. Para esos docentes que buscan transmitir con pasión, que intentan que los alumnos aprendan, que pagan fotocopias de sus bolsillos, que ayudan a crecer; para esos docentes el reconocimiento tiene que venir de otro lado. Tiene que ser estructural primero, y salarial después. Y para quienes toman licencias, debe haber sanciones salariales y también profesionales, si el caso lo amerita.
Es muy fácil y lineal pretender que la presencia del maestro en el aula garantiza la continuidad de la educación. Si el deseo fuese mejorar la calidad, el sueldo del maestro no estaría por debajo de los $4000.
Este blog saluda las medidas de fuerza de los docentes. Y desea que, en sus reivindicaciones, exista también el pedido de que esos reconocimientos estructurales se pongan en marcha. Si no, todos los febreros serán iguales...